Probamos la gama BMW xDrive: ¿miedo al barro?
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Probamos la gama BMW xDrive: ¿miedo al barro?

El pasado sábado BMW nos convocó en Madrid para, dentro del año de su centenario, celebrar también los 30 años de vida de modelos BMW con tracción a las cuatro ruedas. Seguramente nadie creía cuando en 1985 se lanzó el primer BMW con tracción total, el BMW 325i “Allrad”, el éxito que iban a tener los modelos con esta tecnología.

Hoy en día uno de cada tres BMW que se venden en el mundo, tienen tracción a las cuatro ruedas. Evidentemente el éxito de las familias X de modelos SUV tienen mucho que ver en este impresionante porcentaje, pero también hay muchos otros modelos que ofrecen la tracción a las cuatro ruedas xDrive como opción. Un día lluvioso, una finca embarrada y esto es lo que dieron de si los BMW xDrive.

El día amaneció de esos en los que prefieres quedarte metido en cama, con la calefacción de casa a tope. Estuvo diluviando durante toda la noche anterior, y a medida que nos íbamos acercando a la finca situada en El Escorial donde se iba a celebrar la jornada, parecía que las lluvias iban a más.

BMW xDrive

Cumpliendo con el dicho de "en abril aguas mil", llegamos al punto de encuentro no sin antes haber hecho el primer camino de barro, el que daba acceso a la finca, haciendo las primeras derrapadas del día.

Aparcamos, sorteamos los enormes charcos y zonas de barro, y llegamos a una preciosa casa flanqueada por toda la gama BMW xDrive. "El único modelo que no puede tener tracción a las cuatro ruedas es el Z4", nos dicen los responsables de la marca durante la charla.

El resto de modelos de todas las familias BMW, ofrecen la tracción total xDrive como opción, lo cuál hace que la marca hable de hasta 110 modelos con tracción xDrive dentro de su catálogo de producto. Si somos puristas, hasta el BMW i8 es tracción a las cuatro ruedas.

Zona de estructuras: ¿alguien dijo "SUV-ebordillos"

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BMW nos había preparado tres áreas de pruebas dentro de la jornada del 30 Aniversario de xDrive. La primera de ellas, consistía en una zona de obstáculos formadas por estructuras metálicas en las que los BMW X se iban a poner en situaciones extremas.

Empezamos por la estructura que permite subir más alto de todas, formada por una rampa de ascenso y descenso de metal, que daba miedo ver con todo el agua que estaba cayendo. A pesar de que la superficie metálica no parecía tener precisamente un buen coeficiente de agarre, el BMW X4 que conducíamos subió sin inmutarse, a base de gas continuo.

El coche automáticamente reparte la fuerza entre el eje delantero y el trasero a medida que va notando pérdidas de tracción en alguna de las ruedas, para que tu solo tengas que preocuparte de mantener recta la dirección.

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Al llegar a la cima nos detenemos, para activar el control de descenso de pendientes, que tiene un rango de actuación entre los 5 y los 25 km/h, regulable desde el mando del control de velocidad de crucero situado en el brazo izquierdo del volante.

Con el control de descenso de pendientes activado, el coche baja solo a la velocidad que le hemos indicado, frenando automáticamente y haciendo este ejercicio de forma suave y asequible para todo el mundo. Además funciona marcha adelante y marcha atrás, lo cual es importante para esos momentos en los que te quedas parado en pleno ascenso a una pendiente y no sabes cómo reaccionar.

La siguiente estructura era una inclinación lateral extrema. Muchas veces cuando practicas 4x4 tienes la sensación a la hora de encarar una zona que inclina mucho el coche, de que el mismo va a volcar, pero la realidad es que este tipo de coches aguantan ángulos de inclinación muy superiores a los que esperamos.

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Encaramos en diagonal una estructura con un ángulo de inclinación superior a los 45 grados y solo nos preocupamos de mantener la dirección recta.

Seguimos al volante de un BMW X4, y aunque parece que no es el coche más indicado para la práctica del 4x4, me sorprende el buen ángulo de ataque que tiene y cómo tracciona por esa estructura tan resbaladiza.

El coche sube el morro apoyando la rueda derecha, se inclina hasta el límite y por la ventanilla veo el suelo embarrado más cerca de lo que pensaba al mismo tiempo que se levanta la rueda trasera derecha más de un metro sobre el suelo.

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Cuando estaba en esa posición, me acordé de todos esos que cada vez que escribimos sobre un SUV, les llaman "SUV-ebordillos". Creo que nadie pensaría, ni yo mismo lo hacía, que un BMW X4 podría llegar a tanto.

Pero la zona de estructuras no había terminado, porque le seguía una estructura en V por la que el coche demostraba su capacidad para mantener la rigidez de los ejes y su capacidad de tracción en situaciones de presión extrema.

Creo que nadie pensaría, ni yo mismo lo hacía, que un BMW X4 podría llegar a tanto

La última estructura es el clásico cruce de ejes. Por la forma que tenía ese paso, en determinados momentos tanto las ruedas delanteras como las traseras se quedarían en el aire, para demostrar cómo incluso con una rueda levantada un palmo sobre el suelo, el coche es capaz de traccionar.

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Es en esas situaciones cuando los diferenciales funcionan a mayor rendimiento, y al percibir que una de las ruedas no tiene capacidad de tracción, envía la fuerza a la rueda que sí tiene tracción para poder solventar esa situación complicada.

Un circuito de barro, mucho barro

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Un vídeo publicado por Héctor Ares Torrón (@hector_ares) el

La siguiente actividad que nos proponía BMW para poner a prueba sus modelos xDrive era un circuito rápido formado por varias curvas amplias. Inicialmente iba a ser una pista de tierra, pero las condiciones climatológicas lo habían convertido en una auténtica pista de barro en la que los BMW xDrive se movían como cerdos de una piara en el barro.

Basta con ver cómo estaban de barro los coches, para hacernos una idea de lo bien que nos lo pasamos en esta prueba. La clave estaba en tratar de aprovechar las inercias del coche, en este caso un X1, para enlazar las curvas derrapando, utilizar las pocas zonas con adherencia y saber jugar con el xDrive para acelerar en el momento adecuado para que el sistema enviase la potencia de un eje a otro.

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Solo así conseguíamos derrapar con los controles desconectados, pegando el golpe de gas en el momento justo para que el sistema transfiriese el par del eje delantero al trasero y, sobre esa superficie de barro, el coche se cruzase de atrás sin más.

Con los controles activados, lo que más me llamó la atención era la capacidad de tracción que demostraban los coches. Había zonas del trazado en las que las roderas cubrían por completo las ruedas, y aun así el coche seguía su camino sin inmutarse.

Una foto publicada por Héctor Ares Torrón (@hector_ares) el

Creo que en total nos dimos unas 10 vueltas la circuito, varias con todos los controles activados, otras con el control de tracción en modo latente (se activa pulsando de forma breve el botón que desactiva los controles) en el que intervienen más tarde de lo normal las ayudas, y por último un par de vueltas sin ningún tipo de control.

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El coeficiente de agarre de la pista era nulo, el barro llenaba cada centímetro cuadrado del coche, pero eso no era impedimento para que el X1, tal vez el menos SUV de la gama X de BMW, avanzase sin problemas. ¿Decíamos que los SUV no sirven para circular fuera del campo? Admito que yo también lo he dicho en alguna ocasión, pero tengo que comerme mis propias palabras.

Una drag race a la inglesa

La siguiente prueba para los xDrive era tal vez la más divertida de todas, al menos si las condiciones del terreno fuesen las inicialmente previstas, con tierra y suelo seco. Pero por desgracia el día parecía no querer dar una tregua y seguía jarreando agua.

Eso hacía que el drag race que habían preparado sobre un prado para comparar un Serie 1 con tracción trasera y otro Serie 1 con xDrive, fuese más un ejercicio de pericia al volante para evitar que el de tracción trasera se quedase atascado que otra cosa.

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Mientras el coche de tracción trasera sufría para avanzar, el que llevaba el sistema xDrive lo hacía sin tantas complicaciones, traccionando y avanzando infinitamente más rápido que el otro. Se trataba de una prueba extrema, ya que como apuntaba algún compañero de profesión, salvo que te hubieses comprado un Serie 1 para ir a Woodstock, no pondrías a prueba tu compacto Premium en una situación así jamás en la vida.

Y una ruta de lo más pintoresca

Por último, tocaba ponerse al volante de los SUV grandes. Al volante de un BMW X5, nos dimos una vuelta a la finca en la que había transcurrido la presentación de la gama xDrive. Aunque la lluvia parecía dar por fin una tregua, lo cierto es que el trazado estaba igual de embarrado que en las pruebas anteriores.

Eso hacía que tuviésemos que hacer el recorrido, que en muchos puntos consistía en un sendero que apenas superaba el ancho del coche, con mucho tiento con el acelerador y la dirección para poder seguir el camino.

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Subidas, bajadas, coronación de pendientes con piedras debajo, y el BMW X5 se comportó mejor de lo que pensaba. Sin duda la agilidad que le confiere a este coche el sistema xDrive, que premia el envío de par al eje trasero para dotarlo de ese tacto deportivo que buscas en un BMW, es uno de sus puntos a favor.

El día llegaba a su fin, y seguía lloviendo. Tanto que aquella tarde parecía que se iba a acabar el mundo. Por si eso pasaba, antes quise sacar tres conclusiones sobre los BMW con tracción a las cuatro ruedas xDrive.

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  1. No debemos subestimar la capacidad de los SUV de BMW con tracción xDrive. La zona de estructuras y sus ángulos pendientes nos permitieron comprobar que estos coches sirven para algo más que para llevar a los niños al colegio o viajar con la mirada un poco por encima del resto del tráfico.

  2. Si vives o viajas con frecuencia a zonas con climatología muy adversa y vas a circular por zonas de baja adherencia, la tracción xDrive puede ser tu mejor aliado. Aunque es cierto que hoy en día los controles de tracción y estabilidad evitan que un coche con tracción trasera (como la mayoría de los BMW) sean peligrosos, solo la tracción a las cuatro ruedas xDrive te puede permitir salir de situaciones de baja adherencia.

  3. Las sensaciones deportivas que esperas en un BMW, no se ven penalizadas por la tracción xDrive, ya que este sistema premia el envío de fuerza al eje trasero antes que al delantero. Solo cuando se detectan pérdidas de tracción en alguno de los ejes, se empieza a hacer el reparto de par.

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Si tenemos todo esto en cuenta, no me extraña demasiado que uno de cada tres BMW que se venden en el mundo sea xDrive. No en vano, la mitad del planeta vive en zonas donde la climatología no es tan benévola como lo es (a veces) en España.

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