A comienzos de año Toyota anunciaba que, debido a la gran demanda, iban a aumentar la producción del Toyora Mirai. Las unidades fabricadas de su coche a hidrógeno pasarían de 700 en 2015, a 2.000 en 2016 y 3.000 en 2017.
A día de hoy, el fabricante ha constatado que los ávidos por conducir un coche propulsado con una pila de combustible de hidrógeno, lejos de estabilizarse en número, siguen creciendo. Si en enero habia 1.500 encargos, estos días la lista se ha desbordado. Si pidiéramos ahora el Toyota Mirai, tendríamos que esperar más allá de 2018 para recibirlo.
Esta es uno de los lugares comunes de las nuevas motorizaciones alternativas, cuando se encuentran con una demanda superior que no pueden atender. El máximo responsable de la producción del Mirai, Yoshikazu Tanaka, teme haber alcanzado un techo tecnológico en la producción del modelo, y subraya que necesitan conseguir en un poco tiempo una evolución drástica en sus procesos.
Los obstáculos parece que van aumentando en contra de esto. Hay que tener en cuenta que el coche todavía no ha salido de su mercado de origen, el japonés, pero lo hará pronto, este mismo año, en dirección a Estados Unidos y a Europa. Toyota todavía no tiene decidido el número de unidades que viajarán ni cómo se van a repartir.
Por otra parte, la infraestructura de repostaje de hidrógeno lleva un crecimiento no tan rápido como se esperaba, al menos en Japón. Esto puede que no sea tan preocupante en un primer momento, a tenor de que la demanda por hacerse con el Mirai es elevada. No obstante y de seguir así, podría volverse a medio plazo en su contra (y que atendamos, con sus diferencias, al mismo fenómeno que ha sufrido Tesla en China con la recarga).
Por cierto, algo que no recuerdo que hayamos comentado, pero no deja de ser un escollo más, es el hecho de que en Japón no se puede repostar hidrógeno por cuenta propia, sino que es necesario un operario que realice el servicio.
Vía | Automotive News Europe
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