Las estrategias para fomentar la movilidad eléctrica resultan cuanto menos curiosas en determinados países. Francia, considerado un bastión para el coche eléctrico en lo que se refiere a apoyo de las autoridades, ha tomado una decisión muy particular, reduciendo considerablemente las ayudas para los modelos híbridos e híbridos enchufables y manteniendo las distintas subvenciones para los eléctricos puros.
En concreto, la compra de un coche híbrido pasará de bonficarse con 2.000 euros a hacerlo con 750 euros; mientras que un híbrido enchufable tendrá un subsidio de 1.000 euros, en contraposición a los 4.000 que hasta ahora se percibían.
Se trata de un duro golpe hacia los híbridos en uno de los mercados europeos de referencia para los coches eléctricos. Parece que el Gobierno galo quiere ejercer cierto proteccionismo hacia su mercado interior, teniendo en cuenta que Renault, el fabricante que hasta ahora más ha apostado por la movilidad eléctrica, solo oferta coches 100% eléctricos.
Este año precisamente las [ventas de la división eléctrica del fabricante](Los eléctricos de Renault estabilizan sus ventas con el Renault ZOE a la cabeza) se han estabilizado positivamente, siendo su mercado nacional al que más le deben. Que los híbridos enchufables sean a partir del 1 de enero de 2016 3.000 euros más caros en Francia constituye un gran favor para Renault.
Del mismo modo, no es demasiado extraño este movimiento, teniendo en cuenta que Francia siempre ha parecido apostar más por los 100% eléctricos, y en consonancia, ha venido lanzando programas muy ventajosos, como los 10.000 euros de bonificación por cambiar eléctrico por diésel.
Eso sí, penalizar a los híbridos, y especialmente a los híbridos enchufables, después de todos los esfuerzos confesados por tratar de ser líder en movilidad eléctrica y luchar contra la contaminación, no se nos antoja demasiado coherente.
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