Ya conocemos el problema mayúsculo que suponen los niveles de contaminación en Pekín. Por si fuera poco que los pulmones de sus ciudadanos estén constantemente asediados por las partículas provenientes de la combustión, ahora también la nube tóxica que cubre y amenaza a la ciudad está provocando situaciones propias de una historia de ciencia ficción.
Como, por ejemplo, ha ocurrido esta semana, con el cierre de siete autopistas que unen Pekín con otras grandes urbes como Shangai, Tianjin y Harbin. La Policía ha mantenido cerrado el Aeropuerto Internacional de Pekín, lo que ha ocasionado que 47 vuelos se hayan visto afectados. Carreteras y aeropuerto han sido reabiertos ante una leve mejora, la favorable predicción meteorológica y, sobre todo, el hecho de que millones de personas se encuentren volviendo de vacaciones.
Estas medidas muestran un grado de desesperación ante un problema que está demostrando ser capaz de afectar y amenazar con paralizar una ciudad de más de 17 millones de habitantes. Mientras las autoridades acucian el aumento del número de vehículos eléctricos, otras medidas extraordinarias comienzan a barajarse, como la reducción del consumo de carbón, el cierre de plantas siderúrgicas y controlar el número de coches.
Vía | Autoblog Green Foto | Flickr En Motorpasión Futuro | Los suburbios de Pekín contarán con más de 1.000 taxis eléctricos antes de final de año, Contaminación excesiva, ¿el precio del "progreso"?
