Gran Premio de Brasil 1991: Ayrton Senna, finalmente en casa

Gran Premio de Brasil 1991: Ayrton Senna, finalmente en casa
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Ayrton Senna, un bicampeón del mundo y considerado como el mejor piloto de Fórmula 1 del momento. ¿Qué le podía faltar, al astro brasileño, cuando el gran circo llegó a Interlagos para el Gran Premio de Brasil de 1991? Sin ninguna duda, Senna habría respondido que le faltaba una victoria en casa. Era la gran espina clavada que tenía el piloto de McLaren. Desde su debut en la Fórmula 1 en 1984, nunca tuvo demasiada suerte allí.

Solo en dos ocasiones había consegido puntuar; en 1986 con un segundo puesto y en 1990 con un tercer puesto que pudo haber sido una victoria de no haberse tocado con Satoru Nakajima a la hora de realizar un doblaje. Entre las grandes decepciones destacaba esta y la descalificación de 1988 en su primera carrera con McLaren. Parecía destinado a no triunfar nunca en Brasil pero después de ganar el Gran Premio de Estados Unidos en Phoenix, su motivación estaba por las nubes.

Ya en la sesión clasificatoria dejó claras sus intenciones, marcando la pole position tres décimas por delante de Riccardo Patrese, casi medio segundo más rápido que Nigel Mansell y un segundo entero por delante de Gerhard Berger, cuarto con el otro McLaren. Empezaba fuerte, Senna, pero 71 giros al circuito de Interlagos dan para mucho y la carrera aún debía tener su historia. Una historia en la que cada uno tendría su propio papel a desempeñar.

Ayrton Senna 1991 Interlagos

En la salida, Senna no falló y empezó a distanciarse de sus rivales, con Mansell como principal amenaza a unos tres segundos tras las primeras diez vueltas. Pero si las priemras diez fueron para el brasileño, las siguientes diez serían para el británico de Williams, que redujo la distancia con respecto a la cabeza de carrera con claras intenciones de adelantar. En situación normal, la carrera sería a una parada y la mayoría de pilotos cambiaron sus neumáticos entre la vuelta 20 y la 30.

La parada a boxes de Mansell fue mucho más lenta de lo habitual, así que cuando todos hubieron realizado sus repostajes, Mansell pasó de estar a menos de un segundo del líder a estar a siete. Siendo como era mucho más rápido que el McLaren, Mansell empezó a recuperar segundos pero su remontada quedó truncada por un pinchazo a causa de restos de piezas de otros coches en pista. De nuevo a boxes y de nuevo en pista marcando vueltas rápidas al estilo de "Il Leone", que tras pasar a Williams, era más bien "The Lion".

A todo esto hay que añadirle los problemas de la caja de cambios del coche de Senna. A once vueltas de final, el McLaren perdió la cuarta velocidad y Nigel Mansell había recuperado la mitad de tiempo con respecto a Senna. La mitad en diez vueltas. Quedaban once y el McLaren iría a menos. Williams habría tenido una alegría de no ser porque fue la caja de cambios de Mansell, la que se rompió de golpe y porrazon, una vuelta después.

Alain Prost 1991 Ferrari

Con todo esto, Riccardo Patrese heredaba la segunda posición y Gerhard Berger la tercera. Los Ferrari, tras un gran año en 1990, empezaban lo que sería una temporada terrible tal y como se podía haber sospechado en Phoenix. En Brasil, estaban a la altura de los Benetton y lejos de cabeza. Por delante, el compañero de equipo de Nigel Mansell recuperaba a marchas forzadas. Esto era posible porque la situación de Senna iba empeorando marcha tras marcha.

A falta de dos vueltas para el final, Senna perdía la tercera y quinta marcha, lo que significaba que el coche solo tenía operativas la primera, segunda y sexta marcha. Evidentemente, el McLaren no habría soportado un salto de segunda a sexta, con lo que el piloto tenía que mantener la sexta marcha en las curvas de media y baja velocidad, causando situaciones en las que casi se caló el motor. Patrese tenía problemas en su propia caja de cambios también pero seguía acercándose.

Al final, Senna mantuvo la primera posición contra pronóstico y bajo una ligerísima lluvia que amenazaba con convertir la última vuelta en una verdadera tortura. A pesar de ello, el piloto, sabiéndose ganador, empezó a saludar al público antes de cruzar la línea de meta. Lo que sucedió después es historia. Baño de multitudes y las famosas rampas en sus músculos que le impidieron bajar del coche sin ayuda, además de tener fiebre. La cara de dolor pero de enorme felicidad de Ayrton Senna ese día en el podio de Interlagos es una imagen histórica y, por supuesto, representa una de sus mejores victorias.

McLaren 1991 Interlagos
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