Desde el incidente protagonizado por Kyle Busch y Carl Edwards en la vuelta de honor en Bristol, en Estados Unidos han corrido ríos de tinta acerca de lo que ya es una rivalidad de esas que están llamadas a escribir páginas de oro en la Nascar americana.
No hay ninguna duda de que toda rivalidad fuerte beneficia en gran medida a la competición donde estalle, y si la Nascar no tenía suficiente tirón en el país americano, con el pique que se llevan los dos máximos candidatos al título las audiencias prometen reventar todos los esquemas, sobre todo a medida que se acerca el decisivo Chase.
Los especialistas de la categoría han empezado a rascar en los libros de historia para buscar una rivalidad a este nivel, y efectivamente, en la Nascar no había una batalla frente a frente de semejante importancia desde hace casi un par de décadas. Sí, han habido pequeños roces puntuales, pero un pique así entre dos pilotos que se reparten 14 victorias de las 24 carreras disputadas... Eso no.
Tras el incidente de Bristol, los organizadores de la Nascar anunciaron que los dos pilotos serían seguidos con lupa en las próximas seis semanas, aunque pese a todo, la Nascar ha subido un pelín más en la escala mediática del automovilismo internacional, y eso es algo genial para el espectáculo. El próximo 6 de septiembre la Sprint Cup disputa su última carrera en Richmond antes de que dé inicio The Chase, y que nadie dude que es un escenario propicio para que Busch y Edwards se encuentren más de una vez en pista.
