Kyle Busch y van...siete

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Lo de este chico es de estudio. Primer año con un Toyota en sus manos y tras su victoria del pasado sábado en la Lifelock 400 disputada en Chicagoland van siete. La carrera en sí no tuvo la emoción de otras. Domino en la mayor parte de la misma de Kyle Busch y Carl Edwards, ningún accidente-montonera reseñable de esos que sólo ocurren en los circuitos ovales. Pero como últimamente ocurre, estos incidente se acumularon al final. La tensión de ganar una plaza hace que se cometan más errores.

Un pequeño toque en el divisor de flujo del Ford Fusión #99 de Edwards dio al traste con sus opciones, dejando camino libre a Busch. Todo pintaba de nuevo bien para el, hasta que en un periodo de precaución tras el reagrupamiento, Jimmie Johnson comenzó a tirar hasta dejar atrás a todos. El actual campeón iba lanzado hacia la victoria cuando a falta de una vuelta un nuevo accidente provocó que la distancia se desvaneciera. En la NASCAR estas cosas suelen pasar. El final depararía una carrera a dos vueltas, al igual que lo ocurrido la semana pasada, en la que el Toyota de Busch fue superior al Impala de Johnson.

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