Previo 24 horas de Le Mans: El circuito

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Que se puede decir de un circuito tan mítico como el trazado de La Sarthe. Está dicho casi todo. Aún así vamos a tratar de que a partir de ahora tenga algún que otro secreto menos. En 75ª ediciones hemos visto participar y vencer a la flor y nata del automovilismo mundial. Schumacher no lo logró, pero otros ilustres como Jackie Ickx, Graham Hill o Bruce Mclaren si lo consiguieron.

El actual trazado de Le Mans tiene una longitud de 13,650 kilómetros. A quien le parezca demasiado, es que lo está confundiendo con el trazado Bugatti, encargado de albergar cada año pruebas del Mundial de Motociclismo o del Europeo de Camiones. A lo largo de la historia, tanto la seguridad como el avance de la ciudad de Le Mans ha ido recortando y modificando el trazado. En sus orígenes, allá por 1923, el circuito contaba con una distancia de 17,3 kilómetros y que tenía en la recta Ligne Droite des Hunaudières de casí 5 kilómetros uno de sus lugares más emblemáticos. El caráccter semipermanente del circuito hacía que dicha recta formara parte de una carretera comarcal.

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Las modificaciones han sido muchas y pocas zonas del trazado han salvado los años sin ningún retoque. Tertre Rouge ha sido modificada recientemente para permitir el paso de un tranvía que de acceso al nuevo estadio de fútbol y a un nuevo velódromo. Mulsanne fue reformada para construir una ¡rotonta!. La chicane Dunlop se creo para reducir la velocidad en las Esses...y así podríamos seguir un rato.

Aunque uno de los cambios más significativos fue la inclusión de las dos nuevas chicanes en medio de Les Hunaudieres en 1990. La recta fue troceada en tres rectas más cortas. Los coches pasaban de, casí, llegar a los 400 km/h, o superarlos, a tener tres zonas donde se superaban los 300 km/h. ¿Divide y vencerás?

Le Mans es un circuito de velocidad por excelencia. De las 24 horas y contando el tiempo de las paradas en boxes, el motor va al máximo de revoluciones en un 85% del tiempo. Una prueba de fuego para cualquier propulsor y que hace que la fiabilidad de los mismos sea fundamental si se quiere aspirar a algo. Muchos son los coches que comienzan y pocos los que terminan. Al acabar la prueba, entrenamientos incluidos, el motor puede tener la friolera de 4000 kilómetros. Aunque sean filosofías distintas, sirva de referencia que un motor de un Fórmula 1 tras su ciclo de dos grandes premios puede tener 800 kilómetros aproximadamente.

Tras cruzar la línea de meta por primera vez, lo primero que nos espera es la curva Dunlop. La curva más rápida del circuito. Tras ella, la chicane Dunlop frena a los coches antes de llegar a las rápidas Esses que nos encaminan a Tertre Rouge, curva de entrada a la recta de Les Hunaudieres. Los cinco kilómetros de esta recta se interrumpen mediante las dos chicanes citadas. Un sacrilegio para los más puristas.

Al final de la misma llega la curva más emblemática del circuito, Mulsanne Corner que enfila a los pilotos hacia la parte final del circuito. A Indianapolis se llega a fondo y junto con Arnage son dos ángulos rectos que desembocan en las curvas Porsche, ya casi al final del trazado. Antes de cruzar la línea de meta, dos chicanes seguidas, las Ford, la parte más lenta del circuito. Momentos después ya estamos preparados para comenzar otra de las más de 350 vueltas que dará el trio de pilotos del coche ganador.

Si todo esto no es suficiente, cuando la noche llega todo se vuelve un poquito más complicado. Sólo imaginarse dar una vuelta con una noche cerrada, o con esa misma noche pero lluviosa da bastante respeto. En resumen, la noche convierte la prueba en un pequeño infierno para los pilotos.

Para finalizar nada mejor que un vídeo del Ford GT40 que con Dan Gurney y A.J Foyt al volante consiguió la victoria en 1967. Menos tecnología pero con el mismo espíritu. Y con Les Hunaudieres en su estado puro.

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