Pekín, donde la contaminación puede hacer que el alcalde se corte la cabeza para cumplir su promesa

Pekín, donde la contaminación puede hacer que el alcalde se corte la cabeza para cumplir su promesa
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Si China es tristemente célebre por sus elevados índices de contaminación medioambiental, Pekín es un caso sangrante. Allí el aire no se corona con una boina, como ocurre en Madrid, sino con un gigantesco nón lá, que es como se denomina al clásico sombrero cónico vietnamita heredado por chinos, japoneses, camboyanos e indonesios, entre otros pueblos asiáticos. Y, debajo de ese nón lá pekinés, hay una cabeza que peligra en estos momentos: la del alcalde Wang Anshun.

El alcalde de Pekín, llevado por la necesidad de dar una solución al sucio aire de la capital, ha prometido cortarse la cabeza y entregársela al pueblo si en 2017 no ha descendido la contaminación con las medidas que viene impulsando desde 2014. Y, de hecho, en la red social Weibo (red local al estilo de Twitter, que está completamente censurado en China) ya hay quien pide que la autoridad local cumpla su palabra. Pura previsión social, en vista de los escandalosos valores que se registran estos días mientras en París se asegura que China está bajo control.

Este pasado domingo, el presidente chino Xi Jinping explicaba en París que su país había conseguido sus objetivos de reducción de la contaminación fijados para este año. Mientras, los datos oficiales se obstinaban en dejarle en mal lugar. 500 µg/m³ de partículas en suspensión secundarias menores de 2,5 micras, es decir, lo que se conoce como PM2.5. Esos 500 µg/m³ de PM2.5 suponen más de 20 veces el límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Anteayer los niveles comenzaron a descender, y ayer ya se situaban por debajo de los 100 µg/m³.

Aire limpio, mejor que la cabeza del alcalde

Contaminación Pekín China
Este pasado domingo Pekín elevaba su alerta anticontaminación a nivel naranja, el nivel inmediatamente inferior a la alerta máxima, por primera vez en 13 meses.

Sin embargo, frente a la espectacularidad de las declaraciones del alcalde, se impone el sentido común que se ha podido leer, también, estos días en la capital china. "Lo que necesitamos es aire limpio, no la cabeza del alcalde de Pekín". Así resumía el Diario Pueblo (el periódico oficial del Partido Comunista de China) lo que a todas luces es no sólo una obviedad, sino un aviso serio. En China hay voces que exigen actuaciones urgentes, más que avisos de lo mal que está la situación.

Otras voces, críticas con las medidas del Gobierno de China para frenar la contaminación, han sido eliminadas de internet. Es el caso del documental 'Under the dome', que tras conseguir 200 millones de reproducciones desapareció del mapa. Y es que, como vimos en el mes de abril, el debate está abordándose desde todos los frentes gubernamentales, pero no parece aceptar las voces críticas si estas no provienen de sus propios dirigentes.

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