Primero tuvimos que adaptarnos a eso de ir a recoger la comida en los restaurantes autoservicio. "¿Cómo que puedo comer en el coche?". "¿Cómo que me lo traes a coche?". Poco a poco fue evolucionando y el servicio de camareras-coche pasó a convertirse en "¿cómo que tengo que pasar por ventanilla?". Pero nos acostumbramos. Y ahora que la fe experimenta un declive lento e imparable, alimentar el alma además del cuerpo parece una buena idea.
Una iglesia de Florida lleva ofreciendo servicios religiosos en el Daytona Beach Drive-In Christian Church que son atendidos desde el coche desde nada menos que 1953. Se trata de escuchar el sermón, rezar, llorar o simplemente pensar acompañado de tu mascota o de tu familia dentro de la intimidad tu propio vehículo. ¿No es una fantástica y estrambótica forma de llamar a los fieles a la iglesia?
Sintoniza a Jesús en tu radio
Esta original iglesia tuvo en sus tiempos hasta una pantalla donde se retransmitía en servicio religioso, al más puro estilo de los autocines clásicos. Ahora por desgracia esa pantalla ya no existe, pero el funcionamiento es el mismo: eliges desde dónde quieres ver la misa, sintonizas la 88.5 FM y ya puedes disfrutar del sermón en la soledad de tu coche.
Esta iglesia ha llamado la atención del cineasta Lauren DeFilippo, que ha hecho un documental acerca del lugar. Tras asistir varios días, descubrió las muchas razones por las que la gente acudía: a algunos, debido a problemas de movilidad, les resultaba más cómodo acudir en su coche a misa. Otros habían perdido a un ser querido y necesitaban intimidad mientras lloraban.
Otros, simplemente querían poder llevar a sus mascotas (en el vídeo puedes ver a uno de los feligreses con su gato en la cabeza mientras el perro de la vecina lo mira con ganas). Un microcosmos en el que sus elementos eligen aislarse para compartir una experiencia tan universal como es la fe.
Los feligreses pueden hasta comulgar y beber la sangre de Cristo desde el coche. Un señor en un carrito de golf pasará a recoger los envases. Tras decir "amén", una discreta pitada y pueden seguir con sus vidas.
El cineasta se quedó un poco tocado tras escuchar el paradójico sermón sobre la naturaleza insidiosa de la tecnología y la división que crea entre las personas. El cura, provisto de tecnología que le permitía emitir su discurso a personas encerradas en siglos de evolución automotriz, descargaba su palabra sagrada contra la tecnología.
En Estados Unidos no solo puedes ir a misa sin bajar del coche, también dejar la ropa en la lavandería, hacer la compra, vacunarte de la gripe e incluso ir de funeral. Cualquier cosa.
Take me to church
La religión no experimenta su mejor época (excluyendo el Islam, que va camino de convertirse en la religión más numerosa del mundo) En conjunto, las confesiones cristianas han pasado del 88% de 1966 a un poco más del 50% en 2016 en Australia, por ejemplo.
En Inglaterra, sin ir más lejos, el declive de la religión ha sido constante durante el último siglo ya sea en asistencia a la iglesia, en identidad religiosa o en número miembros autodeclarados. El 36% de los británicos no cree en Dios, el 48% no están afiliados a ninguna religión y el 66% nunca asiste a servicios religiosos.
En España estamos más atrapados en la dicotomía "yo soy católico, pero no voy a misa, ni rezo, ni me gusta el Papa, pero soy católico". En Estados Unidos, la superpotencia que nos compete, no hay un censo oficial de religiones, sin embargo hay un dato muy interesante que merece la pena destacar: la tasa de los estadounidenses que dicen no estar afiliados a ninguna iglesia se calcula en un 22,8 %.
La no religión es la nueva religión.
Según una encuesta realizada, en 2015, por el Pew Center, alrededor del 70% de los estadounidenses se identifica como cristiano. Dentro de esa denominación los protestantes son el 46,5 %, los católicos el 20% y el porcentaje restante de 3,5 % se divide entre mormones, testigos de Jehová y ortodoxos, entre otros cristianos.
La ciencia ha tratado de dar un explicación al crecimiento religioso, y entre las hipótesis que se han esgrimido están los desastres naturales, la inseguridad y las desigualdades económicas.
Fuente | The New York Times
