BMW Serie 5, a prueba: el futuro de BMW ya es el presente, y no conduce solo pero casi

La séptima generación del BMW Serie 5 ya está aquí, comenzó a comercializarse a nivel internacional durante el mes de febrero. Hace tiempo conocimos todos sus detalles, conocimos que hasta el 550i será hasta más rápido que el anterior M5 y conocimos todos sus precios, sólo nos faltaba poder tenerlo en persona y contaros cómo es en realidad.

Nos hemos enfrentado a una de las berlinas grandes más longevas del mercado, un coche de referencia que nació en 1972 y que evoluciona hasta hoy con la intención de colocarse en lo más alto del segmento E premium. El nuevo Serie 5 es refinado y vanguardista, tal y como podemos ver a continuación.

Exterior BMW del siglo XXI

Llegamos al Circuito del Jarama donde BMW nos tenía preparado un Serie 5 que muestra con orgullo lo que es: un coche grande. Con respecto a la sexta generación es más amplio en todas sus dimensiones, pero visualmente aparenta ser aún más rotundo. El lenguaje empleado en el exterior refuerza las líneas horizontales, especialmente en el frontal con los faros unidos a la calandra, la línea de la cintura lateral y lo mismo en la parte trasera con unos faros más anchos y lineales (todos con tecnología LED).

La marca de Múnich ha puesto mucho mimo en el desarrollo exterior de este modelo y ha procurado resaltar el equilibrio entre dinamismo y elegancia. Además ahora la batalla es aún más larga y los voladizos son más cortos, lo que le confiere empaque en persona muy contundente.

Que sea un business class no implica que por fuera sea un coche aburrido ni mucho menos. La aerodinámica se ha cuidado hasta bajar su coeficiente aerodinámico a 0,22 Cx en la versión 520d Efficient Dynamics, y esto significa que es fácil encontrarse repartidas pinceladas de deportividad.

La enorme calandra activa, las grandes y marcadas entradas de aire del frontal, las formas fluidas de toda la carrocería, la línea tendida del techo o la branquia tras el paso de rueda delantero le dan un aspecto musculoso que le aleja de ser una berlina aburguesada. Por fuera resulta atractivo, más que el modelo saliente y con cierto aire a Serie 4.

Por dentro, una suite futurista

Abrimos la gran puerta delantera y nos colocamos tras el volante del nuevo BMW Serie 5 para encontramos ante un despliegue de tecnología y calidad. Para este nuevo modelo el interior ha dado un considerable salto cualitativo con materiales más cuidados y agradables.

Prácticamente todo está tapizado y bien rematado salvo las molduras metálicas y de madera, o en el caso de las superficies plásticas acabadas de forma elegante. Lo que sí encontramos exagerado es el número de botones repartidos por todas partes que puede llegar a abrumar o las versiones que abusan de molduras en negro piano que luego ya sabemos lo que pasa con ellas.

Durante la prueba pudimos probar el control gestual, una aplicación que podría ser útil pero que nos obliga a separar la mano derecha del volante, cuando en el volante (o en el salpicadero) tenemos mandos que controlan también las mismas funcionalidades. No le vimos una utilidad práctica.

El sistema iDrive permite controlar como de costumbre todos los menús del coche condensados a través de la pantalla táctil de 10 pulgadas de forma rápida y más intuitiva gracias al nuevo interfaz. Es bastante sencillo aunque los menús y las opciones son realmente extensas.

La disposición aún más horizontal de los elementos del salpicadero y con forma de V aportan una buena sensación de espacio longitudinal y transversal, aunque el enorme túnel central nos resta habitabilidad. A cambio tendremos un reposabrazos fenomenal que esconde una generosa guantera.

En cuanto a los asientos, los dos delanteros cuentan con posibilidades de regulación eléctrica casi infinitas y sensores táctiles que nos muestran en pantalla las posibilidades de cada botón con sólo colocar un dedo encima. Son ventilados, calefactados, están forrados en piel y cuentan con función masaje.

Pasando a la zona trasera, tres ocupantes podrán ir sentados sobre unos asientos confortables y espaciosos con su climatización independiente. El que irá menos cómodo será el ocupante de la plaza central al tener que compartir espacio para las piernas con los otros dos pasajeros.

Al volante de un primera clase de altos vuelos

Dejando la Display Key en la plataforma de carga (también puede cargar un móvil) que ya deja de ser una llave para convertirse en casi un smartphone con el que revisar el estado y controlar algunas funcionalidades del vehículo, pulsamos el botón de arranque y nos ponemos en marcha a ver cómo funciona el Serie 5.

Todos los modelos de esta generación que ya están a la venta son automáticos con la caja Steptronic (salvo el 520d manual), así que después de ubicarnos y encontrar nuestra posición (con la regulación de los retrovisores y la columna de dirección también eléctrica, faltaría más) empezamos a rodar. Suavemente, pero con decisión.

La gran distancia entre ejes y la puesta a punto puramente alemana dan como resultado un coche que va atornillado al suelo. Pisa con firmeza en autovías a alta velocidad pero no se muestra incómodo ni perezoso en entornos urbanos con el empleo de la suspensión adaptativa y la dirección de dureza variable.

Dinámicamente se nota que el coche pesa, porque es grande, voluminoso y va muy equipado, pero además de una rebaja de hasta 100 kg con respecto a la generación precedente, el nuevo chasis se ayuda de un sistema de dirección integral activo. Por debajo de 60 km/h las ruedas traseras se giran en sentido contrario a las delanteras, y por encima de 60 km/h en el mismo sentido, mejorando la agilidad.

Se muestra aún más noble y aplomado en todo momento, a lo que hay que añadir los modos de conducción Sport, Comfort y ECO PRO que varían el comportamiento de motor, suspensión y transmisión, además de un nuevo modo Adaptative que se modifica en tiempo real reconociendo el tipo de conducción que se esté llevando a cabo. Cada modo también tiene una representación gráfica diferente en el cuadro de mandos digital, ofreciendo información específica, aunque no nos pareció que hubiera una gran diferencia entre unos modos y otros.

La insonorización, además del buen aprovechamiento del motor que hace la caja de cambios tienen una cara peligrosa y es que puedes ir mucho más rápido de lo que crees sin darte cuenta realizando un adelantamiento en una carretera secundaria, por ejemplo.

A nivel tecnológico el Copilot estrenado en el Serie 5 convierte los viajes largos en mero trámite. Este dispositivo consiste en un asistente de conducción semi-autónoma que nos mantendrá dentro del carril y, conectando el control de crucero adaptativo, a una velocidad constante con distancia de seguridad predefinida. Algo como el Intelligent Drive que probamos hace poco con el Mercedes-Benz Clase E.

Los radares y cámaras de este BMW gestionan bien a quién llevamos delante y controlan la distancia, incluso en esos casos en los que otro coche se nos mete entre medias del que estamos siguiendo. Reduce la velocidad y deja de nuevo espacio. Lo que no terminó de convencerlos es el asistente de la dirección, pues si no lee perfectamente las líneas puede girar tarde o, simplemente, no girar. Hay que estar siempre atento, nada de olvidarse del volante.

Destacable también es el nuevo Head-Up Display (HUD) que se proyecta sobre el parabrisas delantero y que es enorme en comparación con las versiones anteriores, hasta un 70% más. Eso sí, por desgracia y como nos pasó a nosotros, totalmente invisible si llevas gafas polarizadas.

Por todo lo demás es un coche que dejándonos caer en el eslogan de la marca bávara te gusta conducir si lo que buscas es refinamiento. La caja de cambios Steptronic de ocho relaciones tiene un funcionamiento predecible y bien resuelto, sin tener que actuar sobre los mandos para exigirle un poco más.

Hemos podido probar dos versiones: el 520d (190 CV y 400 Nm) y el 530d (265 CV y 620 Nm) y sí se nota diferencia en las reacciones de la transmisión entre ambas motorizaciones. Mientras que en el seis cilindros apenas revoluciona el motor y extrae todo el par disponible incluso en marchas largas, en el de cuatro tiene que reducir con mucha mayor frecuencia y dejando que suba más de vueltas.

Esto se traduce en el nivel sonoro que penetra al habitáculo. El 530d casi no se deja escuchar y comprobamos que hay más ruido aerodinámico (tenue) que de rodadura. Por el contrario, en el 520d es el motor el que acústicamente está mucho más presente en el interior.

Su precio base parte de los 49.400 euros para el 520d con motor de cuatro cilindros turbo de 190 CV y transmisión manual. A cambio de ese dinero nos llevaremos una berlina equipadísima de serie. Como tope de gama se postula de momento el 540i xDrive por 70.500 euros. Según avance el año se presentarán las versiones GT, Touring y M5.

En esta generación podremos escoger de cada motor el sistema de tracción integral xDrive, con un sobreprecio entre 1.400 y 3.000 euros, dependiendo del modelo. También habrá tres niveles de acabado a elegir con cada modelo: Sport, Luxury y M Sport.

En resumidas cuentas podríamos valorar tras nuestro primer contacto con el nuevo BMW Serie 5 como un coche que toma a un Serie 7 y lo mejora, tanto dinámicamente como en el apartado tecnológico dentro de unas dimensiones más humanas. Sobre las nuevas tecnologías de BMW ya os habló recientemente nuestro compañero Héctor Ares tras acudir a los BMW Innovation Days.

Funcionamiento agradable, calidad superior y elegancia tanto por dentro como por fuera son las señas de identidad de esta séptima generación. Desde luego no es de las opciones más baratas, pero a cambio te ofrece una experiencia premium al alcance de muy pocos.