Mercedes-Benz CLC 220 CDI automático, prueba de consumo (parte 1)

Mercedes-Benz CLC 220 CDI automático, prueba de consumo (parte 1)
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Para darle a las pruebas de este tipo un poco de caché hemos subido el listón un poquito con el coupé alemán. Se trada del CLC 220 CDI, una motorización antigua, ya que en la versión sedán y familiar da más potencia y gasta menos, máxime con los últimos cambios. De momento el CLC se queda como está.

Cuando fui a recogerlo del parque de prensa me llevé las manos a la cabeza: automático, con sólo 1.046 kilómetros recorridos y con ruedas deportivas de 18 pulgadas Pirelli Pzero Rosso. Esos tres factores no ayudan nada a hacer unas cifras “de libro”. Según ficha técnica hace 6,6 l/100 km y tiene un depósito de 62 litros; autonomía teórica 939 kilómetros.

Mercedes-Benz CLC 220 CDI

Su caja automática es de todo menos el último grito, sólo cinco velocidades, cuando las de seis e incluso siete velocidades es lo suyo. En versión manual tiene seis, es más lento en aceleración 0-100 km/h pero con mejor punta, mejor consumo (5,9 l/100 km) y casi 2.500 euros más barato. Huelga decir que este motor aguanta perfectamente seis velocidades en automático.

Antes de llenarlo hasta la boca hice menos de 100 km con él, las medias estaban normalmente por encima de 7 l/100 km, según ordenador, conduciendo de forma normal, sin pisarle y sin obsesionarme por el consumo. Para la prueba ya en serio le llené completamente, puse a cero el odómetro parcial (el ordenador no) y ajusté la presión de neumáticos a la recomendada +0,3 bares.

Mercedes-Benz CLC 220 CDI

La primera parte del recorrido fue Madrid-Valencia, 130 km/h en llano puntualmente, 120 km/h de crucero normal y en pendiente ascendente un poquito menos para optimizar el gasto de gasóleo, usando el limitador de velocidad. No fui precisamente lento, ya que sólo tardé tres horas y siete minutos en llegar a la Avenida del Cid de Valencia (113 km/h de media).

Declaró 7,2 l/100 km, y eso que hablamos de la parte orográficamente favorable (de la meseta a la costa), el retorno siempre gasta más a igualdad de condiciones. A pesar de lo desfavorable de los neumáticos y el motor en pleno rodaje, no hablamos de apenas una discrepancia sobre las cifras oficiales. Por cierto, el error del velocímetro es de 3-4 km/h según GPS.

Mercedes-Benz CLC 220 CDI

Desde ahí hasta Villarreal (Castellón), incluyendo las respectivas partes de tráfico urbano, fui un poco más despacio, 110-120 km/h. Quería comprobar la diferencia en gasto yendo un poco más de suaves. Me planté ahí en 54 minutos, y apenas bajó el consumo a 6,8 l/100 km, con una velocidad media de 72 km/h (muy penalizada por la parte urbana).

¿Diferencias respecto al C 200 CDI BlueEFFICIENCY? Para empezar la sonoridad del motor. El C 200 CDI BE gira a 2.000 RPM en sexta a 120 km/h, y el CLC 220 CDI 2.400 RPM a la misma velocidad en quinta o “D”. En el primero el motor no se oye, en el segundo se nota poco. Lo que más ruido provocaba, los neumáticos. La aerodinámica sigue siendo buena. Si se corre más la diferencia se acrecenta.

Mercedes-Benz CLC 220 CDI

El confort de marcha no es igual, la suspensión tenía un ajuste diferente, algo más duro y menos orientado a la máxima comodidad. Me recuerda al tarado del Peugeot 407 Coupé, no se puede decir que sea incómodo, el paso de los kilómetros es más suave con el cuerpo de todas formas. Los BMW Serie 1 y Serie 3 equivalentes con suspensión de serie no son tan cómodos, con las deportivas menos.

Hasta ahora he tirado de las cifras que ha dado el ordenador del coche, pero queda saber hasta qué punto es una lectura precisa, que veremos en la segunda parte. De momento queda claro que las mejoras BlueEFFICIENCY y en la cadena cinemática en general logran una reducción importante de consumo. Y hablamos de modelos muy cercanos en el tiempo.

Mercedes-Benz CLC 220 CDI

Respecto a la versión sedán, el C 220 CDI automático tampoco puede ser BlueEFFICIENCY, y homologa el mismo consumo que este coupé pero con mejores prestaciones y 170 CV. A partir de junio los C 220 CDI BE manuales, homologarán 4,8 l/100 km, es decir, ¡un 27,27% menos que el automático no-BE! Y ojo, no echemos pestes del automático que sólo sube el gasto 0,7 l/100 km tanto en Clase C como en CLC.

Cambia de forma muy suave, y mediante las levas de cambio o la palanca en modo secuencial podemos bajar algunas décimas anticipando el punto de cambio. Las leyes de conservación de la caja tampoco permiten hacer demasiado, rara vez permite cambiar a menos de 2.000 RPM. Tiene además un modo “Sport”, pero en mi opinión sólo sirve para gastar más, este cambio es antideportivo por definición.

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