Miami-Los Ángeles en un Clase E: 5.000 kilómetros de costa a costa con ayuda del Drive Pilot (parte 1)
Pruebas de coches

Miami-Los Ángeles en un Clase E: 5.000 kilómetros de costa a costa con ayuda del Drive Pilot (parte 1)

El Mercedes-Benz Clase E fue el lanzamiento más importante de la marca de la estrella el año pasado, y en Motorpasión lo pusimos a prueba primero durante un breve contacto y después en una prueba más a fondo. Lo que no sabíamos es que Mercedes-Benz nos iba a proponer un interesante reto para intimar de verdad con el modelo. ¿Qué tal un viaje de más de 5.000 kilómetros?

Aprovechando la presentación del smart electric drive en Miami, Florida, y el Salón de Los Ángeles, cuyas jornadas de prensa comenzaban apenas una semana después, en Stuttgart se les ocurrió proporcionarnos un E 300 4Matic para salvar la distancia entre ambas ciudades por carretera. Y menuda distancia. Sólo había que decidir la ruta y embarcarse en una aventura con sabor americano.

A diferencia de otros viajes de este tipo, como el periplo en Rumanía para conocer las míticas Transalpina y Transfagarasan, ésta vez tenía la tarea de planear la ruta a mi gusto (o casi). Por delante un montón de opciones y una decisión a dos bandas, entre un servidor y mi compañero de fatigas durante los próximos días, el italiano Gianluca Pezzi, de Autoblog Italia.

Miami-Los Ángeles en un Clase E: 5.000 kilómetros de costa a costa con ayuda del Drive Pilot

Hoja de ruta: la opción sureña

Las posibilidades son muchas. Se puede tomar rumbo norte y adentrarse un poco en los estados de Alabama, Mississipi o Tennesee, cabe la opción de optar por llegar hasta la Ruta 66 para luego continuarla hacia California o, como acabamos decidiendo, también es interesante mantenerse lo más al sur posible, atravesando los humedales de la parte este y los desiertos de la oeste, pasando muy cerquita en ocasiones de la frontera con México.

¿Y por qué la opción sur? Pues porque la Ruta 66 la conocimos hace unos años, otras alternativas hacia el norte se nos hacen demasiado largas y tenemos ganas de desierto, polvo -no queremos lavar el coche durante los 5.000 km de ruta-, carreteras de película, comida mexicana y alguna que otra parada sorpresa.

A grandes rasgos, la ruta empieza en Miami y continúa rumbo a la costa oeste haciendo paradas en Tampa (Florida), Pensacola (Florida), Houston (Texas), San Antonio (Texas), El Paso (Texas), Phoenix (Arizona) y Dana Point (California), antes de llegar por fin a Beverly Hills, en Los Ángeles. Por supuesto, durante el camino pretendemos visitar muchos otros lugares, como la siempre interesante Nueva Orleans, parques nacionales o sitios históricos cercanos a la ruta.

Miami-Los Ángeles en un Clase E: 5.000 kilómetros de costa a costa con ayuda del Drive Pilot
Miami-Los Ángeles en un Clase E: 5.000 kilómetros de costa a costa con ayuda del Drive Pilot

Conociendo La Florida

Es la primera vez que piso Florida, y después de veinticuatro horas en Miami, es hora de recoger nuestro Clase E Piedmont Green Metallic. El color verde oscuro no es feo, pero sí es la peor opción posible a la hora de fotografiarlo, puesto que en función de la luz puede parecer completamente negro. Afortunadamente cuenta con Drive Pilot y asientos con masaje, configuración perfecta para viajar.

Para la etapa entre Miami y Tampa decidimos evitar en gran parte la Interstate y tomar la alternativa Ruta 41, algo más larga pero también más interesante por adentrarse ligeramente en reservas naturales como los Everglades o Big Cypress, así como la reserva india de Miccosukee, con su Resort & Casino. En total son unas cuatro horas y media de ruta, y como hemos salido después de comer, llegaremos ya de noche. Lo bueno es que la parte más interesante del recorrido la hacemos aún con luz y podemos ver algo, aunque sea de pasada, desde el coche.

Tal y como esperas, las carreteras son eternas rectas, en este caso rodeadas de humedales y con entretenidas señales y carteles que evitan que te aburras con mensajes tan dispares como 'tráfico de pumas' o 'Jesús es el único camino'. Pensábamos que al ir por una ruta alternativa, fuera de autovía, el tráfico sería muy bajo, pero lo cierto es que hay bastantes coches, camiones y gigantescas pick-up -tipo Ford F-350- remolcando hovercrafts o aerodeslizadores, transporte imprescindible para moverse por los Everglades.

Carteles Usa
La variedad de carteles y señales de tráfico que se encuentra uno en carretera es como para escribir un libro. Eso sí, te entretienen un poco, teniendo en cuenta lo aburridas que son las carreteras estadounidenses.
Miami-Los Ángeles en un Clase E: 5.000 kilómetros de costa a costa con ayuda del Drive Pilot

Tras cenar una horrible pizza Chicken Buffalo que me repetirá hasta el final de los días, llegamos a nuestro destino en Indian Shores, en la costa de Tampa, donde hacemos noche en un motel que parece salido de la serie 'Me Llamo Earl', rodeado de palmeras, con el aparcamiento frente a los apartamentos y unas habitaciones con muebles, paredes y techos blancos, ruidosos ventiladores de techo a juego y estores en las ventanas de adivina qué color. Como estar en una película.

Apenas son las seis de la mañana y el jet lag ya ha hecho de las suyas. Aprovecho para hacer alguna foto del coche en el aparcamiento y emprendemos el viaje pronto. Para nuestra sorpresa, antes de llegar a Ocala, Florida, vemos un cartel sobre un museo de Drag Racing (Don Garlits Museum), y claro, nuestra vena petrolhead nos empuja a visitarlo. No tenemos mucha idea de dragster ni de la historia de los mejores coches o pilotos, pero nos parece interesante poder ver semejantes bestias.

 

 

Como en cualquier roadtrip que se precie, y más estando en la tierra de la comida rápida, éste va a ser un viaje de mucha comida basura: pizza, hamburguesas, mexicano... De todo. Hoy toca hamburguesa, y aunque buscamos con ansia un Carl's Jr. o un In-N-Out Burger (dos cadenas que nos gustan), parece que en este lado del país no los hay. Así que terminamos en un Hardee's, grasiento pero relativamente aceptable. Total, alimentar debe alimentar igual. ¡Puaj!

Ya con el estómago lleno, y aún sin ganas de eternas Interestatales, ponemos rumbo a Pensacola (Florida) y decidimos coger la ruta alternativa por carreteras secundarias, para al menos cruzar pueblos y tener algo más que ver -iglesias, sobre todo, porque hay una a cada paso-. Como vamos un poco a la aventura, estamos siempre atentos a los carteles por si hubiera algo interesante que visitar. De esta forma llegamos a un faro histórico llamado St Marks Lighthouse, al sur de Tallahassee, lugar de caimanes y mosquitos como helicópteros, donde resulta no haber mucho que ver. Humedales, costa atlántica del Golfo de México, y poco más. Eso sí, nos llevamos un ejército de mosquitos en el coche. ¡Genial, justo lo que queríamos!

Por alguna extraña fijación con los faros, al dia siguiente acabamos visitando otro, éste en Pensacola, dentro de la base naval, donde nos juntamos con otros dos coches del grupo, que no volveremos a ver hasta nuestra llegada a Los Ángeles. Hemos ido tan pronto que resulta que está cerrado y no se puede visitar. Nos sale todo redondo. Así pues, y sin tiempo que perder, nos ponemos rumbo a Houston, en Texas, que nos queda una buena tirada de casi ocho horas.

Miami-Los Ángeles en un Clase E: 5.000 kilómetros de costa a costa con ayuda del Drive Pilot
Miami-Los Ángeles en un Clase E: 5.000 kilómetros de costa a costa con ayuda del Drive Pilot

Visitando la encantadora Nueva Orleans

Una parada obligatoria en nuestro camino a Texas es la bonita ciudad de Nueva Orleans, donde decidimos comer tras pasar por el Mercedes-Benz Superdome, que como recordaréis ya conocimos hace un par de años durante otro de nuestros viajes. Acabamos en un restaurante del Barrio Francés (French Quarters), un lugar con mucho encanto y cierto aire europeo.

Caminando por las calles del Nueva Orleans encuentras músicos callejeros, artistas de todo tipo, calesas tiradas por caballos con turistas sonrientes, puestos de souvenirs y regalos o multitud de bares con música en directo. Hay ambiente, mucho ambiente, y eso que es mediodía. Habría que ver este Barrio Francés por la noche, porque tiene pinta de no dormir.

Quizá la comida de Luisiana sea una de las más famosas del sur de Estados Unidos, y tampoco podemos dejar de probar alguna de sus especialidades, como el Gumbo, una sopa de marisco o pescado con arroz y de curioso sabor, o un Shrimp Po Boy que elegimos como plato principal, que no es más que un bocadillo de gambas rebozadas (también lo hay de pescado), típico de la zona, que resulta ser una delicia, y eso que no soy el mayor aficionado al marisco, en general.

 

Miami-Los Ángeles en un Clase E: 5.000 kilómetros de costa a costa con ayuda del Drive Pilot
Miami-Los Ángeles en un Clase E: 5.000 kilómetros de costa a costa con ayuda del Drive Pilot

Texas, campo de pruebas para el Drive Pilot

Si para algo sirven las rectísimas carreteras de América es para descubrir los secretos del coche que conduces, y aunque ya conocía el Drive Pilot, parece que Mercedes-Benz lo ha afinado desde la última vez que lo probé, en la presentación del Clase E en Portugal. La verdad es que ahora funciona mejor -falla menos, vaya-. Aún sin ser un gran amante de las ayudas electrónicas o los asistentes de conducción -no me gustaba ni el control de crucero-, reconozco que para largos viajes es una gozada.

¿Cómo funciona? Pues básicamente es un control de crucero adaptativo, capaz de mantener una velocidad o adecuarse a la del vehículo que te precede, pero que además mantiene el carril de forma automática. A diferencia de otros sistemas, éste no lleva el coche 'rebotando' de línea a línea, ya que se mantiene en el centro del carril, evitando el efecto pinball. También es capaz de retomar la marcha tras una detención o cambiar de carril él solito si activamos el intermitente durante tres segundos y no hay coches en el camino, aunque siempre hay que llevar las manos en el volante.

Aquí, en las monótonas carretera de Texas, es perfecto cuando apenas hay tráfico, porque sólo tienes que dejar reposar tus manos en el volante y dejar que el coche, con sus ordenadores, radar, cámaras y sensores, haga su trabajo, que es mantenerte en la carretera, por tu carril, y a la velocidad que tú le indiques. También puede leer automáticamente la velocidad de las señales y adecuarse al límite, aunque personalmente no me gusta y lo llevo desconectado, ya que puede frenar demasiado o acelerar bruscamente y prefiero no utilizarlo.

Miami-Los Ángeles en un Clase E: 5.000 kilómetros de costa a costa con ayuda del Drive Pilot
Miami-Los Ángeles en un Clase E: 5.000 kilómetros de costa a costa con ayuda del Drive Pilot

Cuando sí hay tráfico es un poco más incómodo, porque aquí la gente mantiene su carril, sea cual sea su velocidad, a pesar de que en algunos estados se señala claramente que el tráfico lento ha de situarse a la derecha. Aún así, puedes acabar perfectamente en el carril derecho, adelantando a un lento camión que circula por el carril central y una pick-up algo menos lenta que va por el izquierdo. Y no te pongas detrás, esperando que se aparten, porque no lo harán. Tendrás que adelantarles tú, por el lado que convenga.

Por mucho Drive Pilot que lleve, el Clase E no es un coche autónomo, y tampoco lo pretende. La marca avisa por activa y por pasiva de que no es más que un asistente, y por eso mismo si no agarras el volante durante alrededor de medio minuto te recuerda visual y sonoramente que debes hacerlo y, si no lo haces, se acaba parando, por si te ha dado un patatús.

En cualquier caso, en cuanto sales de la red principal de carreteras, a zonas rurales de Texas, lo mejor es olvidarse de automatismos. Uno de los principales peligros aquí son los animales salvajes, que abundan. Tras unos pocos kilómetros por carreteras perdidas se nos cruza una pareja de ciervos, lo cual nos sirve como aviso. Las defensas frontales que montan las camionetas de la zona (ver foto) también te hacen ver que hay que circular con mucho cuidado, aunque sea de día. Parece que los atropellos son más que habituales, como muestran las cunetas, llenas de víctimas o roadkill.

Miami-Los Ángeles en un Clase E: 5.000 kilómetros de costa a costa con ayuda del Drive Pilot

Y volviendo al viaje, ya va siendo hora de dormir, así que hacemos noche en Houston para empezar con fuerzas la siguiente jornada, muy, muy interesante, con visita a la NASA incluída. Pero eso te lo contamos mañana.

CONTINUARÁ...

Los gastos del viaje han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.

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