¿Dónde están las chicas en el Salón de Ginebra?

¿Dónde están las chicas en el Salón de Ginebra?
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Antes de que me acuses de clickbait por el título de esta columna de opinión, ya lo hago yo mismo: este artículo no va sobre las chicas del Salón de Ginebra 2018. Al menos, no va de lo que quizá tú estés pensando acerca de las chicas del Salón de Ginebra. Va de otra cosa: va sobre una visión acerca de la Mujer (en abstracto) en el mundo del Motor (en abstracto) y de cómo personas (concretas) viven el día a día (concreto) ligado a este sector.

A partir de aquí, si quieres puedes seguir leyendo; y si no, no.

Hace ya años que decidimos dejar de publicar las clásicas piezas sobre las chicas del Salón de Ginebra, tal y como se entendía por aquel entonces la publicación de este tipo de contenidos: azafatas y modelos ataviadas con el ánimo de ser un atractivo visual que acompaña a los coches. Yo propuse el cambio en el equipo, lo argumenté y finalmente salió adelante mi propuesta con el apoyo de la mayor parte de mis compañeros.

De hecho, si no me equivoco la última pieza de este estilo fue Las chicas del Salón de Ginebra 2014, que firmó Javier Álvarez y que contó con un vídeo montado por mí mismo de madrugada, tras una larga y loca noche de trabajo ininterrumpido que dio de sí:

  1. Una galería de 100 fotos comentadas.
  2. Otra galería de 100 fotos comentadas.
  3. Una pieza de vídeo de 6 minutos, montada y locutada a la carrera.

Y el vídeo sobre las chicas del Salón, claro.

Lo terminé a eso de las 8 de la mañana, si no recuerdo mal, trabajando a partir de las imágenes cedidas por la productora suiza ActuaFilms, que nos habían servido para cubrir las novedades, y le añadí la música de Snowflake.

Hoy, leyendo algunos comentarios de lectores de Motorpasión, a veces me da la impresión de que lo único que quedó realmente en el imaginario colectivo es que "Josep Camós hace lo de las chicas del Salón". Ah... la memoria selectiva...

Recuerdo haber dicho, al hilo de aquella publicación sobre las chicas del Salón de Ginebra 2014, que aquella sería la última vez que lo haríamos y que, ya que nos poníamos, intentaríamos tener un mínimo de buen gusto. Eso quise transmitir, por mi parte, cuando monté el vídeo y le di a la pieza un tono que quedaba a medio camino entre el respeto por el trabajo de esas chicas y la sensualidad que evocan, bañado con un toque de tristeza melancólica.

¿Quién decide qué es mejor y qué es peor para una tercera persona?

Salon Ginebra 2018

En el debate sobre la sexualización de las chicas de los salones del Automóvil, solemos encontrar dos polos de opinión:

  1. Las chicas, como carnaza sexual que la sociedad bienpensante debe proteger.
  2. Las chicas, como dueñas de sí mismas para ejercer de lo que les apetezca.

Mi posición es la del polo 2: que cada uno haga lo que le salga de las narices, mientras no perjudique a los demás. Habrá quien diga que una chica, haciendo lo que le dé la gana individualmente, puede fastidiar a todo un colectivo. El problema es que yo, por lo general, no creo en colectivos abstractos y sí en personas concretas. En unas pocas personas concretas, de hecho.

Hace poco comentaba yo en este artículo de Victoria Fuentes sobre el posible fin del sexo como reclamo en la industria del automóvil que en Shanghai cerraron el grifo ya en 2015 porque lo que se estaba viendo allí ya era más propio de una casa de putas que de un salón del Automóvil.

Esto, dicho con todo el respeto del mundo para las putas (polo 2), pero sin olvidar que hablamos sobre salones del Automóvil, no sobre salones de trabajadoras sexuales. Cada cosa, en su lugar.

Habrá quien me diga que una cosa es mostrar azafatas o modelos, y otra rizar el rizo de lo rococó echando mano de pornostars para decorar los stands de un salón, como estaban ya haciendo en China. Estoy de acuerdo. Sin embargo, la decisión de eliminar las piezas de Motorpasión sobre las chicas de los salones del Automóvil se enmarcaba en una visión mucho más amplia que eso.

El 51 % de la Humanidad hace cosas

Helle Nice

Considerar que el mundo del Motor es un terreno masculino me recuerda a lo de 'Bebe Soberano: es cosa de hombres', un anacronismo en toda regla. En el mundo del Motor ha habido presencia femenina en aspectos tan relevantes como la invención del limpiaparabrisas o como la invención de los intermitentes, por citar los primeros casos que me vienen a la cabeza, aunque ni Mary Anderson ni Florence Lawrence sean nombres que tengamos en la punta de la lengua cuando hablamos de avances en materia de seguridad activa.

Es más: si pensamos en el mundo del Motor, quizá no tendríamos lo que tenemos si no fuera por una mujer llamada Bertha Benz.

Si pensamos en gente apasionada del Motor, pensaremos seguramente en hombres. Lo mismo que sucede cuando pensamos en primeros nombres de prácticamente cualquier esfera. Y eso que el 51 % de la Humanidad son mujeres...

Si pensamos en amantes de los coches, difícilmente nos vendrá a la mente alguien como Hellé Nice, la mujer que vemos en la foto que encabeza este apartado, una mujer sobre la que, lo reconozco, nunca había oído hablar hasta que me la descubrió nuestra compañera Victoria Fuentes.

Y aquí es donde mi artículo se gira de repente hacia la redacción de Motorpasión. Sigamos por ahí...

Victoria Fuentes se incorporó a Motorpasión en enero de 2017, y desde entonces nos aporta una visión muy holística del sector, un tesón y una pasión por el trabajo que desborda energía. Antes, en noviembre de 2016, había entrado Maitane Santiago con una pequeña participación en temas de Competición, tareas en las que la relevó María Vidal en septiembre de 2017. Y, ya en febrero de este año 2018, se ha unido al equipo Alejandra Otero, que aporta a la redacción un sólido bagaje y unas ganas de trabajar que para sí quisiera cualquier director de medio.

Y este director que firma esta columna de opinión está convencido de que el mejor paso que pudo dar fue empezar cargándose las piezas sobre las chicas del Salón de Ginebra, para poco a poco acabar teniendo a estas otras chicas en el Salón de Ginebra. Sin embargo, hoy eso no va a ser posible. Hoy las chicas de Motorpasión hacen huelga.

Hacen huelga por mil motivos. No porque en el equipo las tratemos a patadas por ser mujeres (yo, personalmente, las trato igual de mal que a mis compañeros masculinos) sino porque en el mundo la cosa está muy mala. Si nos ceñimos al mundo del Motor, yo soy testigo de actitudes que sueltan caspa a cada paso, casi como cuando había que beber Soberano porque era cosa de hombres. Lo veo en cada presentación de coches, y lo aborrezco en cada caso.

Lo veo también en temas como el acceso a la conducción en ciertos países. O en el "mujer tenía que ser" que de vez en cuando todavía escucho. O cada vez que, llevando puesta la gorra de profesor de formación vial, alguien me pregunta si las chicas lo tienen más jodido que los chicos para aprender a conducir.

Caspa.

Por cosas como esas, hoy en Motorpasión verás textos firmados en su mayoría por chicos editores. Por cosas como esas, hoy nuestras chicas no están cubriendo el Salón de Ginebra. Por cosas como esas, este artículo se titula ¿Dónde están las chicas en el Salón de Ginebra? y no ¿Dónde están las chicas del Salón de Ginebra?. No hablo de azatafas. Hablo de nuestras compañeras de redacción.

Brindo por ellas. Brindo por vosotras. Sois muy grandes.

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