Es bastante poco probable que 2020 sea el año en el que Alemania limite la velocidad máxima en algunas de sus autopistas, más conocidas como Autobahn. En octubre la propuesta del Partido Verde de introducir límites de velocidad de 130 km/h a partir del 1 de enero fue rechazada de manera abrumadora en el Bundestag (el Parlamento alemán) y la industria también ha mostrado su oposición.
Según informa Europa Press, la Asociación de la Industria Automovilística de Alemania (VDA, por sus siglas en alemán) se ha manifestado este viernes en contra de la medida, alegando que ni ayuda al medio ambiente ni a mejorar la seguridad.
Los límites de velocidad como medidas contraproducentes
Según el presidente de la VDA, Bernhard Mattes, introducir límites en vías en las que no los hay es inútil: "No ayuda al medio ambiente ni a la seguridad del conductor reavivar una y otra vez este debate simbólico".
Para el lobby de la industria automotriz la medida propuesta por el grupo ecologista es impopular e innecesaria, teniendo en cuenta que las autopistas alemanas son las más seguras, dice, y aboga por impulsar la electromovilidad para reducir las emisiones de CO₂:
"Si nos tomamos realmente en serio la lucha contra el cambio climático, Alemania debería ampliar rápidamente la infraestructura de carga para la movilidad eléctrica", ha declarado Mattes.
Hace tiempo que la VDA se ha pronunciado en contra de establecer límites de velocidad generales en las autovías del país, llegando a afirmar que incluso pueden llegar a ser contraproducentes:
¿Qué aportan los límites de velocidad generales de 120 km/h para autopistas, 80 km/h para carreteras rurales y 30 km/h en zonas urbanas? Desde nuestro punto de vista, esta discusión no tiene el significado que algunos le atribuyen. Los efectos de ahorro de CO₂ de tales restricciones rígidas serían mínimos, como lo demuestran los estudios. Esto también se aplica a la seguridad del tráfico. Tales restricciones son, por lo tanto, simbólicas y no protegen eficazmente el clima.
Según explica la VDA, los automóviles tienen un menor consumo de combustible a velocidades de alrededor de 50 a 70 km/h, por lo que limitar la velocidad a 30 km/h en ciudades y municipios conduciría a un mayor consumo y más emisiones.
Como solución aboga por introducir semáforos inteligentes que regulen el flujo de tráfico y aplicaciones móviles que informen del número de aparcamientos libres.
Con este panorama, se espera que en 2020 el debate acerca de si la velocidad influye en la siniestralidad y en las emisiones contaminantes se vuelva a poner sobre la mesa en la esfera política alemana.
Hace unos días, Holanda anunció que en 2020 entrará en vigor el nuevo límite de velocidad máxima a 100 km/h en las autopistas y autovías del país.
La decisión se ha tomado tras un fallo judicial emitido en mayo que ordenaba al Gobierno holandés reducir los niveles de contaminación por óxidos de nitrógeno, y no solo en el sector automotriz. El ganadero tiene mucho que ver.
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