Mantenimiento preventivo, porque más vale prevenir que curar - aula MP

Mantenimiento preventivo, porque más vale prevenir que curar - aula MP
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Que un vehículo responda de forma adecuada en todo momento depende en gran medida de las condiciones de uso que se le dé y del seguimiento del programa de mantenimiento que se establece para él.

Antiguamente el conductor era poco menos que un aprendiz de mecánico, cuando no un mecánico directamente. Los vehículos eran un conjunto de sistemas que funcionaban de forma analógica y visible para el conductor. Hoy en día, la electrónica se interpone entre la acción del conductor y la reacción del vehículo y la evolución de los componentes ha mejorado mucho el rendimiento de los vehículos a cambio de una profesionalización en su mantenimiento. Por eso la mayor parte de los cuidados del vehículo deben realizarse en el taller con la periodicidad que marque el fabricante en cada caso. Y es que un buen control de los sistemas del vehículo es una garantía para la seguridad.

Sin embargo, e independientemente de la necesidad de llevar a cabo un control periódico en el taller, hay una serie de acciones básicas que todo conductor debería realizar a modo de mantenimiento preventivo del vehículo. Hoy le daremos un repaso a las más comunes, sin ánimo de polemizar y a sabiendas de que son unos consejos muy sencillos, por lo que aquellos lectores que sean expertos en Mecánica seguramente los encontraran breves, incompletos, triviales y hasta inexactos. La idea es que quien no tiene ninguna referencia al respecto pueda sacar cuatro ideas simples para ir tirando y sin necesidad de cursar unos estudios específicos para mantener su coche en buen estado.



Carrocería


Corrosión en un VW Beetle
Conviene observar de cuando en cuando el estado general de la chapa y la pintura. Buscar golpes, grietas o pequeños desperfectos, que deberán ser reparados para evitar la corrosión de la chapa. La suciedad es una mala amiga de la pintura, por lo que conviene lavar el vehículo de forma habitual, especialmente antes y después de la lluvia. Antes, porque si llueve sobre una capa de polvo, las primeras gotas adhieren la suciedad a la pintura y luego resulta más difícil eliminarla. Después de la lluvia también se recomienda lavar el coche porque tras haber rodado por vías mojadas la suciedad del suelo se habrá proyectado sobre la carrocería del vehículo.
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Escobillas limpiaparabrisas
De vez en cuando hay que echarle un vistazo a las escobillas del limpiaparabrisas, especialmente antes de una temporada de lluvias. También es conveniente limpiarlas periódicamente, aprovechando por ejemplo el lavado del vehículo para comprobar que no quede suciedad en las gomas. Además, si las escobillas están secas o desgastadas, no funcionarán adecuadamente. Una vez al año, es conveniente cambiarlas para evitar causar daños al parabrisas.
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Impacto en el parabrisas
En cuanto al parabrisas, hay que estar muy atento a posibles ataques por gravilla proyectada contra el cristal. Contra esto, lo mejor que se puede hacer es respetar siempre las distancias de seguridad. Aun así, si salta una piedra y produce un impacto en el cristal, no hay que perder tiempo y siempre que sea posible debe repararse cuanto antes, ya que con el impacto el cristal puede quedar debilitado y con un golpecito podría rajarse.


Niveles y mediciones


Una vez por semana conviene mirar los niveles de líquidos que emplea el coche. Antes de hacerlo, hay que tener en cuenta:
1. Que las mediciones deben hacerse con el coche inmovilizado y en llano, y con el motor parado y en frío (o no demasiado caliente).
2. Que es mejor que los niños no se acerquen a la zona de trabajo, por lo que pueda pasar.


  1. Varilla de medición del nivel de aceite
    Aceite. Imprescindible para la lubricación del motor, un pequeño consumo de aceite es normal. Por eso, hay que controlar que el nivel no descienda por debajo del mínimo necesario. Aunque actualmente muchos coches nos muestran electrónicamente el nivel de aceite del cárter, la única medida realmente fiable es la que da la varilla de control. La medición debe hacerse siempre con el motor en frío y con el coche en llano. Al extraer la varilla conviene limpiarla con un trapo y volver a ensartarla. Al extraerla por segunda vez, si el aceite queda entre las marcas de máximo y mínimo no hay mayor problema. Si el nivel es bajo, debe reponerse el aceite que falte con uno de sus mismas características, para lo cual es necesario abrir el tapón de rellenado y sin ensartar la varilla verter el líquido necesario para rellenar el cárter. Nunca hay que pasar el nivel máximo marcado en la varilla ya que se podría producir la realimentación hacia el motor, llegando a dañarse el sistema antipolución. Por eso es recomendable ir rellenando poco a poco, ensartar y extraer la varilla, mirar el nivel que va alcanzando y así hasta llegar al límite sin sobrepasarlo. Hoy en día, se recomienda cambiar el aceite en el taller, ya que los residuos que se generan son contaminantes y deben tratarse de forma adecuada.
  2. Vaso de expansión del lí­quido refrigerante
    Líquido refrigerante. Es el que estabiliza la temperatura del motor, por lo que cuando sea necesario es cuestión de añadir líquido sin sobrepasar la marca de máximo. Eso sí, como el líquido refrigerante funciona a presión, NUNCA debe abrirse el vaso de expansión que lo contiene a no ser que el líquido esté frío. Si se abre en caliente, la presión empujará el tapón y este saltará por los aires acompañado de una parte del líquido: la quemadura de la persona que lo manipule en ese momento está prácticamente garantizada.
  3. Líquido lavaparabrisas
    Líquido lavaparabrisas. Imprescindible para complementar el uso del limpiaparabrisas, no sólo cuando no llueve y nuestra visibilidad es mala por la suciedad del parabrisas, sino también mientras llueve, para ir quitando las salpicaduras que saltan sobre el cristal mezcladas con el agua de lluvia y que un simple barrido del limpiaparabrisas no acaba de eliminar sin estropear las escobillas. El líquido lavaparabrisas debe reponerse sin esperar a encontrarnos en la penosa situación de accionar el mando a la desesperada y no obtener la ansiada respuesta en forma de ducha. El líquido lavaparabrisas está compuesto en su gran mayoría por un tipo de alcohol, el etilenglicol, que ayuda a la dispersión y evaporación del detergente que lo acompaña. En cualquier caso, no se debe emplear nunca agua del grifo para rellenar el depósito, ya que los sedimentos del agua pueden estropear los conductos del circuito.
  4. Depósito de la servodirección
    Líquido de la servodirección. En principio, hay que hacer un control meramente rutinario de que el nivel sigue donde estaba la última vez que lo comprobamos, puesto que se trata de un líquido que no debe perderse con el paso del tiempo. Con un funcionamiento normal no existe consumo de este líquido, por lo que si apreciamos alguna diferencia hay que pasar por el taller para que verifiquen cualquier anomalía en la asistencia de la dirección.
  5. Depósito del líquido de frenos
    Líquido de frenos. Es necesario echar un ojo al depósito del líquido de frenos. Como sucede con el líquido de la servodirección, no es normal que el nivel descienda de forma exagerada, por lo que si observamos grandes diferencias con la última vez que lo comprobamos, es conveniente llevar el vehículo al taller para que repasen el circuito de este líquido. Aunque uno mismo puede reponer el líquido de frenos, no vale la pena hacer inventos. El líquido, una vez abierto el frasco que lo contiene, pierde sus propiedades con relativa facilidad. Además es muy corrosivo y muy contaminante. En realidad, lo mejor es buscar la causa de la pérdida de líquido, y muerto el perro se acabó la rabia.


Sistema eléctrico


Batería
En lo que se refiere al uso del sistema eléctrico es primordial comprender que hoy en día no se puede andar jugando a Bricomanía con el coche sin los adecuados conocimientos. La mayor parte del cableado de un automóvil actual utiliza la multiplexación como técnica para reducir elementos de conducción de la corriente, así que cortar y empalmar no es la mejor idea a la hora de instalar aparatos. Por otra parte, la batería es el alma del sistema eléctrico. Si no la cuidamos bien, el coche puede dejarnos tirados en cualquier sitio. Por eso, si se instalan nuevos dispositivos hay que tener en cuenta la intensidad que puede ofrecer la batería en un determinado tiempo para evitar su envejecimiento prematuro.
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En el apartado del mantenimiento, los bornes de la batería deben estar limpios para evitar pérdidas en las conexiones. Además, debe mantenerse en todo momento el nivel de electrolito, por lo que si se trata de una batería con mantenimiento habrá que rellenar periódicamente los vasos con agua destilada hasta 1 cm por encima de las placas de plomo. Otro tipo de cuidado, más difícil de llevar a cabo, consiste en saber y tener en cuenta que las temperaturas extremas afectan a la vida de la batería, por lo que siempre que sea posible hay que huir del frío glacial y del calor tórrido. No, no es fácil.
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Al margen de todo esto, hay que tener en cuenta que en general las baterías actuales caen sin apenas avisar. Lo queramos o no, hoy en día es mucha la corriente que se mueve por el interior de un automóvil, así que el desgaste de la batería es en muchas ocasiones fulminante: un día funciona y al día siguiente, no. Por esa razón conviene tener claro qué hacer cuando nos falla la batería, un momento duro para la vida de cualquier conductor que ve cómo su coche deja de responderle en el momento menos oportuno.


El sistema de frenado


Elementos del freno: disco y pastilla
El mantenimiento de los frenos es tan simple como verificar el nivel del líquido tal y como se ha explicado antes y observar la apariencia de los elementos de frenado. Unos discos oxidados, por ejemplo, son un mal presagio. Tampoco es esperanzador que los discos presenten un reborde afilado en la superficie de contacto con la pastilla, más que nada porque ese es un buen indicador de desgaste del disco.
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Otras verificaciones del estado del sistema de frenado se llevan a cabo durante la conducción, cuando se pisa el freno. Si el tacto del pedal es excesivamente esponjoso, puede existir aire en el circuito del líquido de los frenos. Si el pedal se va rápidamente hasta el fondo, podemos estar hablando de una fuga de líquido. Y si hay que pisar cada vez más, quizá es cuestión de un desgaste de las pastillas.
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En cualquiera de estos casos se hará necesario pasar por el taller cuanto antes para que se verifiquen estos indicios.


El sistema de suspensión


Suspensión del Toyota Auris
El sistema de suspensión es fundamental en la seguridad activa del vehículo, la que evita que tengamos un buen susto. Sin embargo, en muchas ocasiones se descuida su mantenimiento, más que nada porque no tiene un programa específico de actuación, sino que depende del uso que le dé el conductor. Cuanto mejor lo cuide, cuanto más tranquila sea su conducción, más durarán los elementos que componen este sistema hasta que les llegue la hora del reemplazo.
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Hay que tener en cuenta que el sistema de suspensión experimenta un envejecimiento paulatino, por lo que habitualmente el último en darse cuenta de cómo están las cosas es el propio conductor, que poco a poco se adapta a la nueva situación que le dan unos amortiguadores en mal estado y no le da mayor importancia. Lo cierto es que cuando falla el sistema de suspensión la probabilidad de tener una colisión aumenta de forma dramática.
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Conviene pasar por el taller cada 20.000 Km aproximadamente para verificar que todo está correctamente. Y más si observamos determinados indicadores de desgaste: pérdidas de líquido en los amortiguadores, un desgaste irregular en los neumáticos o bien balanceos excesivos de la carrocería al circular, que se evidencian de noche cuando los haces de luz de los faros vibran de forma exagerada sobre el asfalto.


Ruedas y neumáticos


Desgaste del neumático
Las ruedas son las encargadas de transmitir la potencia del motor sobre el suelo para mover el vehículo y dirigirlo hacia uno u otro lado. Además absorben las pequeñas irregularidades del terreno, complementando el papel que desempeña el sistema de suspensión. Por encima de todo, hay que tener en cuenta que las ruedas son el único punto de unión entre el vehículo y el asfalto. Todos los artilugios que llevamos a bordo no sirven de nada si nuestras ruedas no cumplen su función como es debido.
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Para lograr un adecuado mantenimiento de esta parte del vehículo, además de conocer las características de los neumáticos que calza nuestro coche resulta básico someter a las ruedas a una mínima inspección periódica para asegurarnos de que su presión de inflado es correcta, que la profundidad del dibujo es la suficiente, teniendo en cuenta que circular con menos de 2 mm de dibujo es una temeridad y con menos de 1,6 mm es, además de temerario, ilegal.
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Aprovechando que nos agachamos para revisar la presión y el dibujo de las cubiertas, también podemos comprobar que no se hayan producido cortes ni deformidades en los neumáticos y que no se aprecian cristales o piedrecitas incrustadas en la banda de rodadura. Aunque quizá la mejor forma de mantener los neumáticos en forma es circular con cuidado de no destrozarlos. Un bordillazo tras otro o un paseo por encima de los restos de un accidente son la mejor receta para quedarnos descalzos sobre el asfalto en el peor de los momentos.


Finalmente…


Los coches tienen un libro de uso y mantenimiento. Conviene echarle un vistazo cuando tenemos un poco de tiempo libre, no vaya a ser que la primera vez que lo leamos sea en medio de una vacía carreterucha local, a las tres de la madrugada y bajo una lluvia torrencial porque el coche se ha declarado en huelga para vengarse de nosotros tras mucho tiempo de no recibir la debida atención. La anticipación es básica en el automóvil. En materia de mantenimiento, también.

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