Range Rover Sport TDV8, prueba (parte 3)

Range Rover Sport TDV8, prueba (parte 3)
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En los casos más desesperantes, nada mejor que darle un toque a la palanca de marchas hacia la izquierda para situarla en la posición "Sport", dónde los cambios se hacen de forma más inmediata a las insinuaciones del acelerador, y el motor retiene más las marchas.

La posición de conducción es alta, incluso con la suspensión en la posición más baja de las tres disponibles, lo que permite ver por encima de los coches que nos preceden.

En curvas rápidas, el coche se comporta bien. Las suspensiones no son especialmente duras, pero dan bastante confianza y no dejan que la carrocería se balancee demasiado. Da bastante confianza, y permite mantener ritmos altos en los puertos por autovía, igual que con una berlina.

Eso si, debemos tener en cuenta siempre que llevamos entre las manos un coche de 2.675 kilos en vacío, casi tres toneladas cuando vamos cargados, por lo que hay que hilar fino con la dirección a la hora de trazar las curvas, y saber anticiparse en las frenadas. La tracción total permanente, y el sistema de reparto de par entre el eje delantero y el trasero, le da ese comportamiento dinámico que en ocasiones echamos de menos en coches con tracción a un solo eje.

En este sentido, el Range Rover Sport TDV8 se comportó muy bien, gracias al equipo de frenos firmado por Brembo con pinzas de cuatro pistones y discos de 337 milímetros de diámetro delante, que aunque lo sometimos a un trabajo bastante duro bajando un puerto de montaña y las pastillas soltaron su inconfundible aroma, en ningún momento dieron síntomas de fatiga. Un 10 en este sentido.

Por lo demás el Range Rover Sport es un coche muy confortable para viajar. El motor casi no se escucha, y solo cuando pisamos a fondo el acelerador escuchamos un sonido que poco tiene que ver con el de los típicos y antiguos petroleros. Incluso en algún momento me pareció escuchar un sonido parecido al de algún V8 de gasolina, y creo que no fue cosa de mi imaginación, aunque luego me di cuenta de que la cifra de 9 litros a los 100 que marcaba el coche no podía corresponderse con el V8 de gasolina…

Dejemos el asfalto

A la hora de definir para que se suelen usar este tipo de coches, más de uno puede tener serios quebraderos de cabeza. El Porsche Cayenne es un excelente todo terreno y no conozco a ningún propietario que ruede con él por el campo.

Algo bastante semejante le pasa al Range Rover Sport, aunque la tradición todo terreno de Land Rover hace que muchos aficionados a la caza, y los deportes de montaña y el 4×4 no renuncien a meter su lujoso todoterreno del día a día por el monte. Nosotros no íbamos a ser menos, y también lo hemos hecho.

Justo delante de la guantera central situada entre ambos asientos delanteros, hay un mando giratorio para seleccionar el modo en que queremos situar el “Terrain Response” dependiendo de la zona por la que vayamos a circular.

Este sistema actúa sobre la altura de la suspensión, la articulación de los ejes, el control de tracción o el cambio de marchas entre otros dependiendo si lo llevamos en la posición “normal”, “hierba, gravilla y nieve”, “barro y surcos”, “arena” o “avance lento sobre rocas”.

Con estas cinco posiciones, es difícil encontrar una zona que no podamos pasar con el Range Rover Sport. Así lo pude comprobar hace unos meses en Les Comes, el centro Land Rover Experience situado al lado de Manrresa, dónde tuve la oportunidad de probar toda la gama Land Rover durante un intenso fin de semana de todoterreno.

Allí mientras los aspirantes a la desaparecida Land Rover G4 Challenge superaban duras pruebas físicas, de navegación y conducción, nosotros disfrutamos de una buena dosis de todoterreno del bueno, bajo el control en todo momento de Pep Vila, uno de los pilotos habituales del Dakar y sin duda un gran experto en esto de la conducción offroad.

Pep no se cortó un pelo, y nos metió por sitios que literalmente ponían los pelos de punta. Por casualidades de la vida, dos de las cuatro rutas que hicimos con los todoterreno, las hice al volante de un Range Rover Sport TDV8 como este que hoy probamos para vosotros.

El Range Rover Sport me dejó completamente sorprendido. Bajo su aspecto elegante y señorial, se esconde un todo terreno con unas capacidades casi inagotables. Solo hace falta seleccionar la posición más indicada del “Terrain Response” en cada momento, y saber ser preciso con la dirección y el acelerador.

Con el pude pasar por una zona de roderas llenas de barro bastante complicada, que superó sin inmutarse. También subimos una pendiente inclinada que, aunque casi no se aprecia en la foto, hizo que más de uno se bajase del coche por el miedo que daba pensar en que el coche podría llegar a volcar.

Por supuesto, para las pendientes más inclinadas, el control de descenso hace el trabajo muy cómodo, y mantiene el coche controlado en todo momento. Puedes incluso apartar los pies de los pedales y preocuparte solo de llevar la mejor trayectoria en cada momento. Del resto se encarga la electrónica.

Incluso los vadeos de ríos los hizo sin ningún tipo de problemas, y eso que uno de ellos llegó a dejar las ruedas completamente sumergidas. El límite de vadeo Land Rover lo sitúa a 700 milímetros del suelo, así que no debimos superarlo.

Continuará...

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