Cada vez me producen más escalofríos las etiquetas de “coche verde” y “coche ecológico”, dependientes de las emisiones de CO2. Si están por debajo de cierto umbral se le denomina ecológico, y si no también, que para eso es una palabreja de moda.
Otro factor determinante es el proceso de fabricación y recilado, el antes y el después de la vida útil del coche. De hecho circulaba la leyenda urbana de veracidad dudosa de que un Prius contaminaba más que un Hummer.
Toyota ha explicado el proceso de reciclaje del nuevo Toyota Prius. Concretamente, un 85% del coche se puede ser reciclar, en un proceso que emite aproximadamente un 2% del CO2 del total emitido.
Las baterías de níquel también se pueden reciclar en una de las tres empresas que se dedican a ello en Europa, y son llevadas hasta allí desde sus países de origen. A falta de una métrica independiente y comparable del impacto ambiental de la fabricación y reciclaje de coches, es positivo que las marcas nos empiecen a contar cómo lo hacen.
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