Un Ferrari puede ser visto como una inversión (o especulación, pero eso es otro tema), como una obra de arte que se colecciona y no se mueve del garaje o bien como un objeto precioso que debemos cuidar y conservar para las generaciones futuras. Puede. Sin embargo, un Ferrari es ante todo un coche. Y los coches, por desgracia, tienen fallos y accidentes.
Y cuando ese fallo o accidente hace que sea considerado por el seguro, o el dueño del coche, irrecuperable, el Ferrari termina en el desguace. Como cualquier otro coche. A veces, terminan en un desguace como otro, aunque la mayoría suelen desparecer en un desguace especializado. En Estados Unidos suelen acabar en el de Ferrparts. Y aquí puedes visitarlo en vídeo.
Rob Ferretti tuvo la oportunidad de darse una vuelta por las instalaciones de FerrParts. Es al mismo tiempo perturbador como interesante. Eso sí, si eres de lo que no soporta ver un coche simplemente sucio, será mejor que no veas este vídeo.
Situado en Sacramento, funciona como cualquier otro desguace: se recupera lo que se puede recuperar de los coches y se ponen a la venta los recambios, a un precio mucho más asequible que si se comprasen directamente en un concesionario Ferrari.
En algunas ocasiones, FerrParts arregla algunos de los coches que le llegan y se vuelven a vender. Y es que si bien para el seguro las cuentas no le salen, a FerrParts sí que le salen; será por recambios...
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