Holanda, 1941. La bota nazi sojuzgaba la mayor parte de Europa y no eran buenos tiempos para la economía. Mientras en España nos apañábamos con el famoso gasógeno surgieron otras soluciones en zonas devastadas por la guerra, eso sí que era una crisis. Buen ejemplo de ello es este ‘37 Ford (o De Luxe), al que se le quitó el motor.
En vez del propulsor de gasolina se colocó un asiento para un conductor que gobernaba un sólo caballo, así que podemos considerar el coche como de tracción animal. Su propulsor biofuel funcionaba con heno y cebada, aunque las prestaciones eran modestas. Las emisiones contaminantes eran tremendamente bajas, sólo cuando el animalico hacía aguas mayores.
Esperemos que nunca haya que ver algo así con la carrocería de un GT40, un Mustang o similares. Creo que el pobre bicho no podría con su peso y sería auténticamente lamentable.
Vía | Menéame > Rayos y Centellas
Fotografía | Archivo nacional de Holanda
