Nissan lleva largo tiempo buscando deshacerse de la fabricación propia de las baterías de sus coches eléctricos. En verano del año pasado os contábamos que el plan que estaban barajando era el de perder el control de su filial AESC (de la que hasta ahora controlaban el 51%) en favor de un tercero que aporte más inversión para dar un nuevo impulso al desarrollo de sus acumuladores.
Ahora y según apuntan varias fuentes del sector, Nissan ha estrechado lazos con el grupo chino GSR Capital, y la posibilidad que se contempla es la salida total del fabricante japonés del negocio por una suma que rondaría los 900 millones de euros.
Una jugada que Nissan anhela desde hace tiempo y que amenaza con materializarse en las próximas dos semanas. Dentro del panorama de la movilidad eléctrica, la posible compra-venta tendría una importancia considerable, teniendo en cuenta que AESC fue el cuarto proveedor de baterías para coches eléctricos en el mundo en 2016, solo por detrás de Panasonic, BYD y LG Chem.
De hecho, la transacción se convertiría en la más elevada de China en el mercado japonés, confirmando las ansias chinas de implicarse cada vez más en la fabricación de baterías de coches eléctricos, atrayendo además infraestructura y tecnología a sus fronteras.
Con esa financiación, Nissan podría además concentrarse aún más en el desarrollo de sus proyectos eléctricos y de conducción autónoma, después de dejar la impresión que tal y como está evolucionando la movilidad eléctrica, un fabricante en solitario tiene complicado gestionar el desarrollo y producción de las próximas baterías.
Vía | Automotive News Europe
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