Alain Prost recuerda sus alegrías y frustraciones en Mónaco

Alain Prost recuerda sus alegrías y frustraciones en Mónaco
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En sus más recientes declaraciones, al diario Le Figaro, el campeón francés manifestó que el circuito de Mónaco representó un complicado placer para los pilotos de su época ya que los cambios de velocidad eran convencionales, por medio de palanca y pedal de clutch, y además no había dirección asistida por lo que el desgaste físico tras el volante era tal que lo más común era padecer tendinitis al concluir la carrera. Añadió que el Gran Premio de Mónaco le resultó incomparable en el plano personal ya que en varias ediciones experimentó alegrías y frustraciones. .

Pero hablar de Mónaco es evocar a Ayrton Senna, el campeón brasileño es la referencia con sus seis victorias, además de su sorprendente segundo lugar en 1984. Y hablar de Senna es mencionar a Prost, ambos pilotos parecen estar destinados a una eterna comparación. Prost ganó en cuatro ocasiones en Mónaco y la primera de esas victorias, precisamente la de 1984, le costó su primer título ya que la carrera se detuvo y se otorgaron la mitad de los puntos. Tal vez ese hipotético primer triunfo de Senna, con Prost llegando segundo, le hubiera significado el primer campeonato al francés, pero al parecer el destino ya los había marcado.

Las estadísticas de Senna y de Prost son espectaculares y más aún si se tiene en cuenta que ambos se enfrentaron durante nueve temporadas. Más sorprendente resulta el hecho que, desde 1984 hasta 1993, el ganador del Gran Premio de Mónaco fue alguno de los dos. La pista que representa el mayor desafío y solo recompensa a los mejores pilotos es otro elemento dónde la comparación no arroja ninguna respuesta clara acerca de quién fue superior entre los dos.

En sus declaraciones, Prost admite que nunca se sintió amargado por perder el título de 1984 ya que le resulta imposible regresar en el tiempo para rehacer ese campeonato o cambiar las reglas de la puntuación.

Para mí, Mónaco fue un Gran Premio de alegrías y frustraciones. Allí me di cuenta que lograr una victoria es asunto delicado. En 1982 y 1983, cuando estuve en Renault, no pude ganar por problemas técnicos a pesar de salir desde la pole. Logré mi primer triunfo en Mónaco en 1984, un año en el que la lluvia causó la detención de la carrera y se otorgaron solo la mitad de los puntos. Si hubiéramos terminado la carrera, incluso detrás de Senna, habría sido suficiente para mí. Pero no hay amarguras por ese momento. Pilotar en Mónaco representó un complicado placer, es una pista que no perdona errores y a veces me imagino corriendo allí. Adoraba pilotar un buen coche por Mónaco, es una sensación increíble. Eran los años del turbo, del gran caballaje, sin dirección asistida, las velocidades eran transmitidas por palanca. Todo era muy físico. Se iba con una mano en el volante y la otra en la palanca, terminábamos con las manos adoloridas, los brazos rígidos, con una buena tendinitis. Los coches eran unas bestias, pero había que preservarlos para completar la carrera. Era un examen muy difícil de aprobar.
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Vía | toilef1

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