Limitaciones a los túneles del viento

Limitaciones a los túneles del viento
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Esta semana la FIA ha soltado dos bombas de profundidad: la lamentable resolución del caso Renault, sin sanción, a pesar de haber cometido los mismos actos, o incluso más graves, que McLaren; y la que tendrá más repercusión en el futuro de la Fórmula 1: las restricciones en el uso de los túneles del viento.

Todo el mundo reconoce que hay cinco cosas que marcan el rendimiento de un monoplaza de Fórmula 1: piloto, motor, neumáticos, chasis y aerodinámica. Una vez que empieza la temporada tienes que agarrarte al piloto que hayas fichado, así que poco puedes rascar en ese campo. El motor está congelado, salvo modificaciones menores, y el plan es que eso vaya a durar 10 años (corriendo el peligro de que la disciplina cúspide de la tecnología se quede obsoleta, pero eso es otro cantar), así que poco que poder hacer también ahí.

Los neumáticos son de control, sin posibilidad de ganarles nada (y ahí sí que se podría), y el agarre mecánico del chasis está tan comprometido por las normas dimensionales, la quilla nula (asumida ya por todos) y los Bridgestone, que aunque puedas mejorar sería difícil superar lo conseguido con el agarre aerodinámico. Así que casi que nos quedamos con la aerodinámica como único campo donde se puede sacar ventaja si te lo curras bien. El haber parado el resto de campos de desarrollo ha llevado a los equipos a gastarse una pasta gansa en medios y tecnología con que ganar unas décimas, y como los grandes conceptos ya los tienen todos claros, los equipos se vuelcan en actuar sobre todos esos apéndices ridículos y demás parafernalia que lo único que han conseguido es ensuciar los coches y hacerlos feos. Pero aquí llega la FIA para poner coto al despropósito.

El órgano rector quiere poner en marcha las siguientes medidas: los equipos sólo podrán usar un túnel del viento (McLaren o Williams usan dos, y Honda y Toyota estaban planeando el segundo). Sólo podrán usarlos ocho horas al día (la práctica actual es usarlos 24 horas al día, así que dos terceras partes de las plantillas de aerodinámica se irán al carajo, a no ser que sean expertos en CFD) y cinco días a la semana (prohibido abrir sábados y domingos). La escala de los modelos ensayados sólo podrá ser del 60% (como sucede en la mayoría de los casos). Los equipos que podían usar modelos a tamaño natural, como Williams o Toyota, no sólo perderán todo el dinero invertido en poder hacer ensayos al 100%, sino que se quedarán sin esa ventaja competitiva frente a los equipos que no tenían esa posibilidad. Además, se limita a sólo cinco días al año la posibilidad de realizar ensayos aerodinámicos en línea recta como los que Ferrari o McLaren hacen en Menorca.

En teoría son medidas razonables, que no influyen directamente en el espectáculo, puesto que no es algo que veamos directamente, y que ayudarán a que la F1 sea más ecológica, racional e igualada entre los equipos de mayor y menor presupuesto. Pero ya sabemos que otras veces se han tomado medidas restrictivas y la igualdad no acaba de llegar.

Una de las cosas más rocambolescas de la medida es planearla con efectos inmediatos para 2008, cuando el desarrollo e inversión necesarias para poner en marcha y usar un túnel del viento toman varios años. Muchos planes estratégicos se habrán ido al garete con su presupuesto correspondiente.

Otra desventaja, aunque reconozco que ésto sólo le importa a los más puristas, es que si se siguen limitando los campos en que los equipos pueden derrochar su dinero, corremos el riesgo de que la F1 se convierta en una especialidad más del mundo del motor. Sí, es antiecológico gastar en un túnel la energía equivalente a la que alimentaría una ciudad de 20.000 habitantes, y también parece ridículo gastar semejantes cantidades de dinero en unos desarrollos inaplicables para otros campos, pero que queréis que os diga, a mí una de las cosas que más me gustan de la F1 es la cantidad de pasta que pueden pulirse los equipos en hacer auténticas virguerías tecnológicas sólo para ganar unas décimas: un túnel del viento trabajando al 100%, 365 días al año, con cientos de ingenieros allí dentro, es alucinante por sí mismo. De inexplicable e inimaginable acaba convirtiendo a la Fórmula 1 en ese campo de derroche y perfección técnica sin beneficio concreto que la hacen tan lejana, inaccesible y seductora.

Y lo peor de todo es que seguramente tampoco sirva para ahorrar costes. Lo que ahora se gastan los equipos en los túneles pasará a dedicarse a los programas CFD. Lo que sobre en energía y demás se dedicará a comprar, desarrollar y pulir el software disponible, lo que visto de la misma manera que los actuales túneles, también puede considerarse un monumento a la estupidez. Habrá salas inmensas con cientos (o miles, gracias a que será más barato que un túnel) de ordenadores ocupados por centenares (o miles) de ingenieros llamados a sustituir con el ingenio de sus mentes lo conseguido en el túnel. Será más ecológico, pero seguramente igual de caro y ridículo.

Esto es como el dopaje y la lucha contra el dopaje. La FIA tiene personas planeando donde recortar gastos, pero esa gente nunca superará el ingenio del personal de I+D+I de los equipos punteros. Apuesto a que cuando los jefes de equipo les digan a sus ingenieros, "chicos, nos han cerrado el túnel del viento, tenéis que trabajar en dos o tres campos donde nos podamos gastar los 100 millones de dólares que han quedado libres", surgirán algunas ideas tan ridículas como impresionantes. Y eso es parte de la gracia de la F1.

Vía | autosport Fotos | BMW y Toyota

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