Ni semiconductores, ni litio para baterías, ni hidrógeno. Ninguna de las tecnologías de las que depende el coche eléctrico y el futuro energético es posible sin un elemento que escasea de forma alarmante: el agua.
Y es que por mucho que el hidrógeno se promocione como la alternativa más sostenible a los combustibles fósiles, utiliza enormes cantidades de agua para su producción. Según el último informe de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), casi la mitad de los proyectos que tiene España en torno al hidrógeno estarán en áreas de alto estrés hídrico.
Nuestro país se encuentra en el segundo puesto en cuando a número de proyectos de hidrógeno en Europa con 79, y es solo superada por Alemania, que tiene 104. El principal problema al que se enfrentan estos proyectos es la sequía, una situación que en España es cada vez más grave.
Según la Agencia Estatal de Meteorología, el año hidrológico de 2022-2023 fue el sexto más seco en lo que va de siglo y la península se encuentra en situación de sequía meteorológica de larga duración desde finales de 2022.
Con esta situación, desde IRENA alertan de que más del 46 % de todos los proyectos operativos y planificados de hidrógeno azul y verde en España estarán ubicados en zonas con alto estrés hídrico -es decir, cuando la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible- en 2040.
Lo cierto es que, a pesar de que el hidrógeno verde precisa de agua a la hora de llevar a cabo el proceso de electrólisis, consume menos cantidad que los demás tipos de hidrógeno. Más aún si lo comparamos con el hidrógeno obtenido a partir de carbón con captura y almacenamiento de carbono: la forma más contaminante de producir hidrógeno. La gasificación del carbón tiene un requisito de extracción de agua de aproximadamente 50 L/kg y consume 31 L/kg, según se desprende del estudio. Más del doble que el hidrógeno verde.
La fotografía global no es demasiado esperanzadora. Más del 35% de la capacidad mundial de producción de hidrógeno verde y azul (en operación y planificada) se encuentra en regiones con alto estrés hídrico, con el hidrógeno gris acaparando la mayor parte de reservas de agua. Y va a ir a más.
Las extracciones de agua dulce para la producción mundial de hidrógeno podrían triplicarse para 2040 y sextuplicarse para 2050, en comparación con la actualidad. Según las previsiones de la agencia, "para mantener la producción actual de hidrógeno en Europa se necesitan más de 150 millones de metros cúbicos de agua dulce y 132 millones de metros cúbicos de consumo".
Una solución es ubicar proyectos de hidrógeno verde cerca de recursos fotovoltaicos y eólicos, así como incentivar el uso de tecnologías de refrigeración que ahorran agua, como la refrigeración por aire. Y por supuesto, evitar ubicar proyectos de producción de hidrógeno en regiones donde el agua escasea, algo que debería resultar obvio.
