En la era de las pantallas ya es casi misión imposible encontrar un vehículo nuevo que no equipe una. Bueno, hay excepciones, pero el mercado se encamina cada vez más hacia la desaparición de los prácticos botones y navega a toda vela hacia los submenús (hasta para regular los espejos).
Sin embargo es muy frecuente instalar una pantalla táctil externa o secundaria con Apple CarPay o Android Auto -sobre todo si son vehículos de segunda mano que no las llevan de fábrica-. Su instalación es bastante sencilla, pero has de tener en cuenta varios factores a nivel de seguridad que la DGT vigila.
Este tipo de instalaciones no precisan de homologación o proyecto técnico para pasar la ITV -siempre que se trate de dispositivos de navegación y/o multimedia (DVD) instalados en el hueco de origen del salpicadero-, al igual que la instalación de aparatos de radio, el pomo de la palanca de cambio o el sistema de manos libres, según el ministerio de Industria.
Por otro lado, Google cuenta con pantallas homologadas y compatibles con Android Auto que son totalmente legales, como las de JBL, Panasonic, Pioneer, Sony, Blaupunkt o JVC entre muchas otras.
Lo más sensato es que no obstaculice la visión de la carretera, ya que cualquier objeto que lo haga puede suponer un peligro que además se sanciona. El Artículo 18 del Reglamento General de Circulación especifica que "el conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, que garanticen su propia seguridad, la del resto de los ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía".
Así que colocar una pantalla demasiado grande sería considerado una infracción leve y se podría sancionar con 80 euros (40 euros si se abona pronto pago).
Por otro lado, la instalación se debe llevar a cabo de forma minuciosa para que no haya sustos en medio del trayecto: la pantalla debe estar anclada de forma sólida sin holguras, y de forma que el conductor llegue a ella sin complicaciones.
Después de tener en cuenta estos factores, recuerda que la DGT prohíbe el manejo en marcha de cualquier dispositivo: ya sea el propio display del coche, o bien navegadores GPS, tablets o teléfonos móviles. La multa por incumplir este precepto es de 200 euros y la resta de tres puntos en el carnet, y da igual que estemos parados en un semáforo.
